Para quien agarra el volante de su vehículo con frecuencia, la conducción es un acto cotidiano. Una actividad que combina (y requiere) maniobras mecánicas y reacciones instintivas que, de tanta costumbre, deberían transmitir seguridad, pero con las que también se suele caer en la tentación de incumplir las normas de circulación. Por las prisas, por comodidad o por la creencia de que un giro o un desplazamiento irregular no causan prejuicio a nadie, señalan policías locales de A Coruña consultados por este periódico. Por mucha que sea la experiencia del piloto, conducir exige concentración, disciplina y respeto al código de circulación para evitar infracciones y accidentes.

A Coruña no es una ciudad cómoda para conducir. La estrechez de numerosas calles y la heterogeneidad de los barrios obligan a adaptarse a diferentes territorios, lo que unas veces provoca descuidos y otras premeditadas maniobras incorrectas. Los agentes del 092 registran a través de su patrullaje y de las cámaras de la Sala de Tráfico infracciones habituales en zonas urbanas concretas. La carretera de Baños de Arteixo, la ronda de Outeiro, Alcalde Pérez Ardá, San Andrés, Matadero, Zalaeta o Linares Rivas son algunas de estas calles donde más se incumple lo que indican las señales de tráfico.

Cambios de sentido donde no está permitido, giros a la izquierda prohibidos e invasión de carriles sobre la línea continua son las infracciones recurrentes. Las rotondas son además un punto de concentración de irregularidades al volante, ya que la confusión en la utilización de sus carriles pone en peligro la integridad del que conduce y de quienes circulan a su alrededor. Los aparcamientos indebidos delante de los colegios o en su entorno inmediato y el exceso de velocidad en zonas de acceso o salida de la ciudad con tráfico denso también son causa de incómodos percances o accidentes, más probables con el asfalto resbaladizo cuando llueve.

Cambios de sentido. La rotonda es el lugar adecuado para cambiar el sentido de circulación, pero no es siempre el que utilizan los conductores apresurados, que para no tener que recorrer más metros hasta el punto en el que pueden girar por completo y regresar por donde han venido atajan cruzando la mediana donde las señales no lo permiten. Dos ejemplos: en la calle Alcalde Pérez Ardá, entre la estación de autobuses y El Corte Inglés, salvo los buses para entrar en las dársenas, no se puede girar a la izquierda, pero son numerosos cada día, según los policías, los turismos que usan el carril izquierdo para cambiar de sentido en cuanto el semáforo tiene luz verde; en la calle Matadero ocurre lo mismo en el cruce con Cantábrico, donde se interrumpe el bordillo de la mediana y los coches giran bruscamente para evitar conducir más adelante hacia las rotondas del hotel Meliá o de la Casa de los Peces, según hacia dónde se dirijan por el paseo marítimo. Otro punto donde no se puede cambiar de sentido es en el carril de acceso al parking de El Corte Inglés por la calle Ramón y Cajal, que ocupan coches para variar su dirección y no entrar en el aparcamiento.

Giros a la izquierda. En calles de doble sentido no se pueden hacer, salvo que lo permita algún carril, generalmente en un punto de intersección semaforizado. Advierten los agentes de tráfico que los usuarios habituales o vecinos de la ronda de Outeiro sí giran a la izquierda donde no deben para ahorrar tiempo y tomar el camino más corto a sus destinos. También ocurre en San Andrés con los coches que en dirección hacia la Plaza de Pontevedra cruzan la línea continua para entrar en la calle Santa Catalina o que en sentido inverso pasan por encima de la pintura para acceder a Perillana. Y hay reincidentes en el cruce de las calles Zalaeta y Hospital, donde está prohibido girar a la izquierda pero los pilotos hacen caso omiso de las cuatro señales claras que hay.

Línea continua. La tardanza en hacer una maniobra por despiste, colapso en la circulación o desconocimiento motiva muchas veces un cambio de carril sobre línea continua o en isleta. Las cámaras registran incidencias de este tipo en Linares Rivas con los coches que al entrar en la ciudad cruzan en pocos metros tres carriles para dirigirse a Menéndez Pelayo. También en la carretera de Baños de Arteixo a la altura del Marineda City, donde los turismos ignoran la continuidad de la línea y ocupan un carril reservado solo para autobuses y taxis.

Cambio de carril. En Modesta Goicouria hay un carril exclusivo de acceso a la izquierda desde el paseo marítimo en el que con frecuencia entran coches desde el carril contiguo, en ocasiones entorpeciendo la circulación y haciendo que se alegue la cola de vehículos que van hacia la Plaza de Pontevedra. Las rotondas con más de un carril son habituales puntos de conflicto cuando los coches que siguen en línea recta tienden a ocupar el carril interior que facilita los giros a la izquierda.

Colegios. La escasez de plazas de aparcamientos en torno a determinados centros escolares (Salesianos, Grande Obra, Liceo, Esclavas) conduce a los padres a aparcar en doble fila o sobre las aceras para dejar o recoger a sus hijos. Lo hacen durante más de un minuto y el tráfico se complica en la zona en ese tiempo, señala el 092, que colabora para agilizar la circulación y el tránsito peatonal.

Velocidad. Este periódico también ha comprobado en las calles de la ciudad otro tipo de comportamiento al volante, el relacionado con la velocidad, mediante un recorrido de una hora, por la mañana en día laborable, por las principales vías de entrada y salida: tercera ronda, carretera de Baños de Arteixo, avenida de Alfonso Molina y avenida de A Pasaxe. Esta prueba de campo reveló que en general los vehículos respetan los límites de velocidad (entre 50 y 80 kilómetros por hora según los tramos) y que en los puntos donde generalmente se rebasan y se producen adelantamientos (en el trayecto urbano de Alfonso Molina, frente al centro comercial Marineda, en el túnel de Os Castros) se hacen en alrededor de 10 kilómetros por hora.