De todos los factores que intervienen en un atropello, el que juega un papel más importante es la velocidad, según explica el coordinador de seguridad vial de RACE, Jorge Castellanos, que pone el foco en los pequeños errores que se cometen al conducir para prevenir accidentes. "En un atropello a 50 km/h, la probabilidad de fallecer es de un 60%, a pequeñas variaciones de velocidad, las posibilidades de fallecer son mayores", explica.

Desterrados de los hábitos de circulación deben estar, por ejemplo, fumar, comer, discutir o utilizar el teléfono móvil, porque generan despistes, gestos que, a 100 kilómetros por hora, implican recorrer más de cien metros a ciegas. "No somos conscientes de que coger el teléfono en ciudad para mandar un mensaje, aunque solo sean dos segundos, incrementa el riesgo de atropello, porque se puede cruzar un niño y no lo vemos porque estamos con el teléfono", puntualiza, pero no solo es peligroso para los conductores sino también para los peatones. "Si nos fijamos un poco en un centro comercial, podremos ver cómo la gente se choca entre ella y con cualquier elemento fijo, porque va pendiente del teléfono", comenta. Tan importante como no perder la atención de la carretera, desde RACE indican que es disponer de sillitas infantiles y ponerse el cinturón. Son una medida de seguridad irrenunciable, tanto, que siempre hay que llevarlas en el vehículo y utilizarlas, ya que reducen significativamente el riesgo de lesión en caso de accidente. "Hay que olvidarse de que el trayecto dura cinco minutos o de que vamos ahí al lado, porque en esos trayectos es donde se produce la tragedia", explica Castellanos.

Otro error en la conducción extendido actualmente, según indican desde RACE, es la de no poner los intermitentes, una práctica que tiene mucho de despiste, pero que da mucha información a los vehículos y a los peatones. "Los tenemos que utilizar incluso cuando estamos solos, porque es un hábito y, con él, podemos evitar accidentes", explica.

Sobre el alcohol, el otro gran enemigo de la seguridad en la carretera, Castellanos indica que no se le puede "restar importancia" a su consumo y que, sobre todo en épocas como Navidad, en las que las celebraciones giran en torno a una mesa, es necesario pensar que lo importante es "llegar bien", así que, quien conduzca, no debe beber, para garantizar que sus reflejos no se vean afectados.