La carencia de una conexión ferroviaria en el puerto exterior hace que el desarrollo de esta infraestructura no sea el adecuado, según el informe del Tribunal de Cuentas acerca de la actividad de la Autoridad Portuaria coruñesa en 2014 y 2015. A pesar del crecimiento en la superficie de punta Langosteira ocupada por empresas, el órgano fiscalizar advierte que para que para que ese proceso sea "óptimo", es imprescindible contar con un enlace por ferrocarril que permita la implantación de nuevos concesionarios.

Cuentas menciona también que en junio de 2016 se contrató la redacción del proyecto constructivo de esa conexión, que debería estar ya terminado. Ante esta situación, el tribunal señala que "en el escenario más optimista", el puerto exterior no será accesible por ferrocarril hasta "finales del año 2020 o principios de 2021", ya que se trata de una obra especialmente compleja, en la que la mayor parte del trazado discurrirá por túneles.

Las empresas ya instaladas en punta Langosteira ocupan 141.789 metros cuadrados de terrenos, en los que se incluyen la nueva terminal portuaria de Repsol, aunque esta compañía cuenta además con una reserva de 285.000 metros cuadrados para posibles ampliaciones. También está en tramitación la concesión solicitada por otra empresa del sector de los hidrocarburos, Deep Water Oil Transhipment Hub, que pretende instalarse en una superficie de 48.869 metros cuadrados.

La construcción del puerto exterior hizo que la Autoridad Portuaria aumentase en más del doble los terrenos disponibles para concesiones, aunque eso la convirtió en la que menos superficie tiene adjudicada a empresas en el conjunto de los puertos del país, con un 26.32%, cuando antes de la existencia de Langosteira la ocupación llegaba al 99,21%. Ese agotamiento del espacio y el riesgo que supone la actividad de los petroleros tras varios accidentes marítimos animaron al Estado a promover la creación del puerto exterior, cuyas actividades comerciales comenzaron en 2012. La Autoridad Portuaria destaca el crecimiento del tráfico en la nueva dársena, en la que ya se realiza el 35% del movimiento de los graneles sólidos y donde se pasó de 952.551 toneladas manipuladas en 2015 a más de 2 millones previstas al cerrar este año.