"La presión urbanística acaba con los barrios viejos. Frente a las administraciones y a la especulación, al final gana el más fuerte". El resumen sale de Enrique Fernández Maceiras, veterano presidente vecinal de Labañou. Fue testigo de la desaparición, en la década pasada, del antiguo núcleo rural y marinero de San Roque de Afuera, al borde del mar. Sus viejas casas con servicios básicos fueron barridas del lugar para que se levantaran cuatro bloques residenciales en el polígono de Náutica, de los que ninguno está acabado. Solo uno ha avanzado en las obras, otro ni siquiera las ha empezado y otros dos las paralizaron y vieron caducadas sus licencias. "Los últimos residentes en San Roque fueron recolocados en el cercano grupo de viviendas municipales del Carmen o recibieron una "adecuada" indemnización, repasa Maceiras: "Si el barrio se ve abocado a la desaparición, al menos hay que facilitar los realojos sin menospreciar la capacidad económica de los afectados".