El sol de ayer por la mañana era engañoso para quien no conozca el clima gallego y despierte en un camarote del crucero Aurora, que ayer hizo escala en la ciudad. El centro se llenó de turistas con chanclas y bermudas que desafiaban al frío despistados con sus atuendos de turistas. Se cruzaban con nativos y residentes que, para vencer el frío sol de invierno, se arremolinaban las bufandas al cuello, buscaban las gafas de sol en el bolso y sacaban también los guantes y se apuraban a guardar las manos en los bolsillos.