El pleno municipal solicitó el pasado lunes a la Xunta -con los votos de Marea Atlántica, PSOE y BNG y la abstención del PP- que deniegue la autorización a la empresa Limpoil para instalar una planta de pretratamiento de residuos oleosos en el muelle de Oza planta de pretratamiento de residuos oleososmuelle de Oza al considerar que no es la ubicación adecuada, por su posible afección al entorno, en el que se encuentran los bancos marisqueros de la ría y las playas de Oza, Santa Cristina y Bastiagueiro.

El proyecto se fija como objetivo poner en marcha una instalación de 511 metros cuadrados de superficie que recibiría los residuos de hidrocarburos generados por los buques en sus sentinas, que llegarían hasta Oza en camiones cisterna tras ser recogidos entre los diferentes muelles. Allí serían descargados en depósitos para su almacenamiento. Los que estén mezclados con agua recibirán un pretratamiento para separarlos y luego se enviarían a una planta de tratamiento, al igual que los hidrocarburos llegados sin agua y los aceites que también está previsto recibir.

La planta dispondrá además de un almacén temporal para otros tipos de residuos que se trasladarán posteriormente a las empresas autorizadas para tratarlos. De acuerdo con los datos que figuran en el informe de impacto ambiental elaborado por la Consellería de Medio Ambiente, la instalación recibiría un máximo de 4.000 toneladas anuales de desechos, mientras que el volumen máximo de almacenamiento de los depósitos sería de 188 metros cúbicos. Limpoil pretende que su planta opere las 24 horas del día y durante todo el año.

Medio Ambiente admite en su informe que el muelle de Oza se encuentra en un área "especialmente sensible" por la proximidad de la ría y las playas, por lo que advierte que la afección al medio acuático deber ser "un factor a tener en cuenta". La empresa introdujo en su proyecto la solicitud efectuada por el Concello de que todas las aguas que se generen en la planta se deriven a la red de saneamiento del puerto, lo que garantizará que pasen por la depuradora de Bens y que no haya ningún vertido al mar. Según la consellería, este hecho "minimizará el potencial impacto" causado por un accidente, una avería o una mala práctica en el proceso de pretratamiento de los residuos.

La planta contará además con un programa de control de vigilancia de vertidos como medida de prevención, lo que lleva al departamento autonómico a determinar que "no son de esperar en condiciones normales de funcionamiento repercusiones sobre el litoral ni sobre zonas de baño próximas". Estas consideraciones llevaron a Medio Ambiente a concluir que "no son previsibles efectos significativos sobre el medio ambiente" y que no es necesario que el proyecto sea sometido a una evaluación de impacto ambiental ordinaria.

Pero en la documentación que aportó el Concello para elaborar ese informe ya expuso su opinión de que la evaluación debería ser completa debido a los "impactos ambientales significativos" que la planta puede causar y a pesar de las medidas preventivas diseñadas por la empresa. En caso contrario, la evaluación que se realice debe tener en cuenta, según el Concello, las exigencias expuestas por los técnicos sobre el proyecto, cuyo promotor tendría que aportar más documentación y garantizar el cumplimiento de la ordenanza municipal de vertidos y las normas sobre saneamiento.

El visto bueno inicial que la consellería dio a la planta llevó a la asociación de vecinos de A Gaiteira-Os Castros a presentar alegaciones y a proponer a los grupos municipales la aprobación de una moción en contra del proyecto que solo contó con la abstención del Partido Popular.