Una asistente al musical Priscilla, reina del desierto, abrió la veda cuando en el descanso no dudó en levantarse de su butaca del Palacio de la Ópera y pedirle a una drag queen que estaba sobre el escenario una fotografía con ella. A la mujer la siguieron algunos de su fila y, después, gran parte del público. De hecho, la aglomeración fue tal, que se formó una cola. Los veinte minutos que duró el descanso de la función fueron insuficientes para que la animadora se inmortalizase con todos los asistentes al espectáculo que hicieron la cola en la función del jueves, la del estreno.