Andrés Corral González fue jefe del Área de Planificación, Proyectos y Obras de la Demarcación de Carreteras del Estado en Galicia, departamento en el que trabajó desde 1978. Autovías, variantes y obras urbanas forman parte de los proyectos en los que desarrolló su carrera, en la que destacan la ampliación efectuada en los años ochenta en la avenida de Alfonso Molina en A Coruña, ciudad en la que también participó en el tramo de la tercera ronda entre A Zapateira y la autovía A-6, así como en el acceso al puerto exterior y la carretera AC-10, en cuyo trazado se encuentra el túnel de Eirís.

Sobre la ampliación de Alfonso Molina, de la que fue el director de la obra, destaca que el proyecto de Ramón Molezún era "muy ambicioso" y que la concepción urbanística de esta vía era "muy avanzada" cuando se construyó en los años cincuenta, ya que fue diseñada por el alcalde Alfonso Molina, que era ingeniero de Caminos. En su opinión, la avenida tiene una "visión urbanística muy amplia, porque las alineaciones de los edificios dieron margen para ampliarla y controlar sus accesos mediante las vías de servicio".

Corral admite que cuando un profesional dirige una obra tan importante en la ciudad en la que vive "esa proximidad se siente, la vivimos cada día en la ciudad que se ve en cualquier recorrido en coche", aunque descarta que por esta razón se le dedique una mayor atención por parte de quien es su máximo responsable. "Primero está la profesionalidad y después hay que respetar el proyecto y el contrato", explica sobre esta cuestión.

"Fue bastante difícil porque todas las obras urbanas tienen sus dificultades", recuerda Corral sobre la obra, aunque explica que esta lo era "especialmente porque con la demanda de tráfico tan importante que ya tenía entonces había que mantener la circulación durante la ampliación". Los trabajos fueron ejecutados en común por las constructoras Arias Hermanos (la actual Arias Infraestructuras) y J. Castro (la actual Puentes y Calzadas) y durante su realización surgieron importantes protestas de los vecinos que llegaron a paralizar las obras hasta que el Ayuntamiento, presidido por Francisco Vázquez, consiguió su continuidad.

"Quizás pensaron que era una obra muy agresiva en un entorno tan denso, pero era la salida real de la ciudad y había que mantenerla", comenta Corral, al tiempo que recuerda que "una obra de estas características siempre causa una cierta división en la ciudad a ambas partes de su trazado". También destaca el ingeniero que en el proyecto se incluyó un enlace que no estaba previsto inicialmente para dar acceso a Matogrande y el área comercial situada al otro lado de la avenida, lo que se llevó a cabo mediante un paso inferior durante cuya construcción no se interrumpió el tráfico, un tipo de trabajo que califica de "complicado".