La Domus renueva sus contenidos y, por eso, el Concello saca a concurso la puesta en marcha de dos proyectos en los que los protagonistas serán la alimentación y la historia de la ciencia. Ambos se instalarán en la planta baja del museo, aunque en diferentes ubicaciones. Para su implantación será necesaria la retirada de, entre otros elementos, los espejos que deforman la figura de sus usuarios -aunque podrán ser recuperados en los nuevos módulos- y también el material que conforma la exposición Proyecto genoma humano. El pliego de condiciones del contrato especifica que será necesario intervenir en la reproducción del modelo del gen humano de la telomerasa, elaborada por 700 escolares de Secundaria de la ciudad en 2001.

La Domus prevé ofrecer contenidos interactivos sobre el ámbito de la alimentación, uno de ellos será una rueda rígida de dos metros de diámetro, como las "ruedas de entretenimiento" que se les ponen en los roedores en la jaula. Tendrá que generar energía eléctrica cuando los visitantes corran sobre ella y esa energía se empleará en encender una radio, una televisión y un ventilador, entre otros dispositivos. Dentro del módulo de la alimentación, pero en el apartado del equilibrio no alimentario, habrá una máquina para que los usuarios conozcan datos sobre su cuerpo, como la altura, el peso o la tensión arterial; otra actividad de este módulo consistirá en ver el agua que contiene el cuerpo de cada uno de los visitantes dentro de un tubo de vidrio.

En el apartado dedicado a los alimentos habrá un espacio para hacer frutas de papiroflexia, también para conocer la historia del pan y un modelo de vaca lechera a escala real con un sistema que permita a los visitantes ordeñarla y sentir cómo sale la leche. En este apartado habrá también un aparato que permitirá grabar y reproducir los sonidos que hacen los estómagos de los usuarios cuando digieren la comida y un hormiguero de, al menos, 1,5 metros cuadrados con insectos que se puedan consumir en Europa.

Para el módulo dedicado a los complementos, los Museos Científicos toman prestada una idea del Museo de la Comida y la Bebida de Brooklyn, y plantean un juego de identificación de bebidas fermentadas a través de la liberación de aromas, como si fuese una cata de vinos.

El apartado dedicado a la historia de la ciencia tiene solo una actividad, que es la instalación de un microscopio electrónico y la exhibición de material relacionado con esta herramienta de investigación, entre ellos, portadas de revistas, fotos y artículos.