Si la imitación es la forma más sincera de admiración, los Dire Straits deben ser uno de los más apreciados. Al menos para los Brothers in Band, el grupo homenaje a los escoceses que, desde su fundación en la ciudad hace diez años, revive sus éxitos por toda Europa. Liderados por Óscar Rosende, la agrupación estará esta noche en el Palacio de la Ópera, donde interpretará desde las 21.00 horas los temas de su gira The very best of Dire Straits.

- ¿Cómo está el legado de Dire Straits?

-Los Dire Straits han vuelto a la palestra mundial al ser nominados esta semana al Rock & Roll Hall of Fame. Su legado es de los fans. Intentamos cuidarlo llevándolo al directo con mucho respeto y cariño, y con la mayor profesionalidad posible. Ni somos ellos ni lo pretendemos, pero queremos jugar a cómo podría ser uno de sus temas interpretados hoy en día. Si conseguimos que una de las mil y pico personas que habrá en el Palacio de la Ópera, cierre los ojos y diga "podría ser un concierto de los Dire Straits", el objetivo está más que cumplido.

- Pero dicen que son más que una banda tributo, ¿cuál es su valor añadido?

-Intentamos ir más allá de la mera ejecución de una canción. Tratamos de entender el tema, meternos dentro y hacer lo mismo con todo el montaje. De ahí que tengamos un técnico de luces. Cada una de las canciones tiene su diseño.

- Vienen con una producción grande, a pesar del momento tan complicado a nivel económico.

-Es cuestión de arriesgar. No nos hemos parado a pensar si eran momentos buenos o malos. Comenzamos cuatro personas tocando en bares, y nuestra ambición nos ha llevado a crecer desde el punto de vista musical. Nuestra intención es seguir apostando en Francia y abrir más países de la Unión Europea. A pesar de estar en el rincón de España, se pueden hacer cosas [se ríe].

- Están considerados una de las mejores bandas tributo de Europa. El teclista de los Dire Straits, Guy Fletcher, creyó que su música era una grabación del grupo, ¿cómo se logra eso?

-Hay un trabajo de investigación de sonidos muy grande. Las guitarras son importantes, tocar con dedos igual que Knopfler? Pero no es solamente lo que haga yo. Hay que saber qué teclados utilizaban en cada canción, dentro de ese teclado qué sonido? Qué material llevaban y cómo tocaban.

- ¿Y hasta qué punto es tocar y hasta cuál interpretar?

-No dejamos de ser músicos que tienen sus propias influencias. En The very best of Dire Straits hay canciones en las que nos hemos atrevido a incluir algún instrumento que tenemos en la banda y que a lo mejor ellos no tenían en ese tema. Es una manera de entender la canción y de que se mantenga viva en directo. Como digo siempre, en A Coruña tendremos más de 1.500 Fletcher en el espacio de butacas. Tenemos que hacer que todos piensen lo mismo que el original.

- Usted no llegó a ver a los Dire Straits en directo, ¿de dónde viene ese amor por la banda?

-De pequeño, es herencia de mi padre. Escuchábamos mucha música en casa. No me preguntes por qué, pero Dire Straits siempre fue muy especial para mí. Se convirtió en el motivo por el que quise aprender a tocar la guitarra.

- Los temas de los Dire Straits son limitados, ¿eso es un techo para el crecimiento de su grupo?

-Sí y no. Intentamos innovar en cuanto a repertorio. The very best of Dire Straits lo estrenamos en 2015, pero todo lo que hicimos antes fue la recreación de su última gira. En el 2019 haremos algo nuevo con respecto al repertorio de los Dire Straits. También están las canciones de Mark Knopfler. No hablo de las actuales, que son mucho más folkies, pero tenemos a un Mark Knopfler entre 1996 y el 2002 que tiene en solitario muchos temas que podrían incluirse dentro de un guión musical de rock tocado a lo Dire Straits. Hay que jugar con el repertorio.