Repsol da un paso adelante en la puesta en marcha del poliducto que unirá la refinería con el puerto exterior tras la publicación ayer en el Diario Oficial de Galicia de la declaración de impacto ambiental del proyecto, adelantada hace 23 días por LA OPINIÓN. La compañía informó que a partir de ahora examinará en profundidad ese documento para introducir las exigencias que plantea, aunque todavía se desconoce cuándo podrán comenzar las obras, imprescindibles para que pueda efectuarse el traslado de la mayor parte de la actividad portuaria que desarrolla en la zona de San Diego.

La Consellería de Medio Ambiente obliga a que durante las obras exista un plan de emergencia que cuente con un protocolo de actuación ante un posible vertido. Ese documento debe tener en cuenta "los perfiles de transporte y su posible influencia en los núcleos de Nostián y Suevos". Antes de que comiencen los trabajos, Repsol debe llevar a cabo las expropiaciones de los terrenos necesarios para el tendido del poliducto. Las obras afectarán a 168 fincas, aunque no todas tendrán que ser expropiadas, puesto que en algunas solo se prohibirá la realización de algunas actividades por razones de seguridad.

La empresa puede acometer ya las expropiaciones porque el pasado mes de agosto se sometió a información pública el proyecto de ejecución del poliducto, que incluía su declaración de utilidad pública, aunque todavía están pendientes las licencias municipales de obras de los ayuntamientos de A Coruña y Arteixo.

El poliducto tendrá una longitud de 3,8 kilómetros, de los que 1,3 discurrirán por A Coruña, y contará con 11 conducciones que ocuparán una franja de terreno de 10 metros de anchura, a la que se añadirán dos más para la vigilancia y el mantenimiento. El trazado discurrirá en paralelo a la carretera de Bens a Suevos en su mayor parte y pasará cerca del núcleo de Nostián, por lo que Repsol modificó el diseño inicial ante la posibilidad de que se construya un enlace entre la carretera provincial de Suevos con la autovía de Langosteira, así como los colectores de agua y saneamiento del puerto exterior y Sabón.

Repsol efectúa ya en punta Langosteira todas las operaciones de carga de productos sólidos, como el azufre y el coque, tras haberlas trasladado de los muelles interiores. Pero para realizar el resto de sus actividades portuarias precisa del poliducto, que tendrá un plazo de ejecución de doce meses, por lo que aunque comenzara a construirse a principios del próximo año, no estará listo antes de su conclusión. Esto hará imposible cumplir la fecha fijada en el convenio firmado entre la empresa y la Autoridad Portuaria para el traslado del 60% de sus operaciones, consistentes en la descarga en A Coruña de petróleo crudo.

El convenio establecía el 14 de abril como el día en que Repsol debía tener en marcha su terminal de Langosteira, pero ante la lentitud en la tramitación administrativa, la Autoridad Portuaria acabó por admitir como bueno que el inicio de la actividad se produjese a lo largo del año, lo que ahora también es difícil que se consiga. Repsol se marcó de todas formas el objetivo de ganar tiempo en este proceso durante la ejecución de los trabajos, que pretende acortar con relación al plazo calculado.

Para operar en el puerto exterior también es necesario construir un pantalán en el que amarren los petroleros, así como todo el resto de instalaciones que permitan manipular las materias primas y los productos elaborados. Repsol está a la espera de recibir los permisos administrativos para iniciar esos trabajos, que requerirán del cumplimiento de unas estrictas medidas de seguridad.