Coleccionistas de toda clase de objetos, aficionados a la cocina, artesanos o blogueros son algunas de las personas que acaban convirtiendo en su profesión lo que en principio era solamente un pasatiempo. Un informe elaborado en 2014 por Visa cifró en un 66% el número de españoles cuya afición podía ser transformada en un proyecto empresarial, a lo que contribuye de forma notable las posibilidades que proporciona internet.

Ese mismo informe rebajaba el porcentaje de europeos que podrían convertirse en emprendedores de este tipo en un 61%, para lo que tomó una muestra de 18.000 personas, de las que el 72% expresó su deseo de transformar su afición en un trabajo profesional.

La posibilidad de hacer de una actividad a la que se dedica el tiempo libre una fuente de ingresos parece inicialmente muy atractiva porque supone unir la idea del trabajo con la del placer que proporciona una actividad de ocio, pero los expertos advierten de que esta combinación también tiene sus riesgos. Al transformarse en un negocio, lo que antes era un mero hobby pasará a tener exigencias de tipo temporal y económico, por lo que perderá el valor de relajación que proporcionaba anteriormente.

También requerirá del emprendedor capacidad para promocionarse a sí mismo y a sus productos o servicios, lo que implicará la necesidad de formarse en este campo cuando no se posean los conocimientos necesarios. Las experiencias reflejadas en las siguientes páginas por personas de A Coruña y su entorno reflejan estas situaciones.