- ¿Cuándo empezó a elaborar jabones?

-Empecé por casualidad, hace 13 años. Estaba embarazada y el día de Os Caneiros de Betanzos no fui porque tenía barriga y me quedé sola en casa. Estaba aburridísima y decidí hacer jabón con una receta que encontré en internet.

- ¿Cómo fue esa primera experiencia?

-Era un jabón malísimo, horrible, pero yo no tenía ni idea, y me fascinó muchísimo la mezcla del aceite con un líquido. Puse el molde en la nevera y, al día siguiente, tenía un taco que lavaba y hacía espuma. Empece a buscar más, a informarme, mi familia me regaló libros. Mi hijo tenía dermatitis y empecé a investigar para tratar de solucionar el problema. Me formé a través de foros, de comunidades de gente que se dedica a eso, incluso en Inglaterra y Estados Unidos. Al final, conseguí fórmulas tremendas. Mis jabones están formulados muy bien. Son muy cuidadosas con la piel.

- ¿Cuándo decide poner en marcha el negocio?

-Va a ser un negocio, hasta ahora estuve trabajando amateur, pero voy a dar el salto. Hay mucha demanda y sin hacer publicidad, solo con el boca a boca. También hay gente que demanda formación. Sería una tontería desaprovecharlo porque he aprendido un oficio que tiene futuro.

- ¿A qué se dedicaba antes?

-Trabajaba en una empresa de organización de eventos. Lo dejé cuando nació mi hijo porque era estresante y quería dedicarle tiempo a mi hijo, poder estar disponible si me necesitaba.

- ¿Por qué se ha decidido ahora a constituir la empresa?

-Porque no se dieron las condiciones para emprender. Me faltaba cultura empresarial, información. Además, en mi negocio interviene Sanidad. Tampoco tenía recursos ni apoyo de mi entorno. Ahora he empezado con una socia y eso hace mucho porque antes no tenía con quién hablar ni a quién pedir opinión sobre lo que hacía. Estoy muy ilusionada. Por fin he dado el salto.

- ¿Dónde tiene su taller?

-Está en Betanzos, pero no está abierto al público. La mayoría de las ventas las realizamos por internet. Queremos tener un pequeño despacho con cita previa.