Los conductores que ayer circulaban por el túnel de la Marina se vieron sorprendidos por la presencia de un automóvil parado en uno de los carriles, con las luces de emergencia parpadeando, lo que hizo pensar a todos que había sufrido una avería. Pero cuando lo sorteaban y pasaban a su lado, los automovilistas se quedaban estupefactos, ya que lejos de haber sido víctima de un percance, los gestos y la actitud de la mujer que se hallaba al volante eran los de una persona que mantenía una animada y desenfadada conversación telefónica a través de su móvil, para cuyo inicio no tuvo reparo en detenerse en medio del paso subterráneo.