Con nervios por el resultado, pero con mucha ilusión. Así afronta Víctor Grande sus campanadas de esta noche en María Pita, las primeras en la ciudad para todos los que busquen un modo diferente de despedir este 2018. A partir de las 23.30 horas, el cómico se lanzará a arrancar carcajadas, guitarra en mano, con un repaso del año en clave de humor. Entremedias, Grande cantará, explicará cómo se toman las uvas y se unirá con algún tema a Le Suite Band, que ofrecerá un concierto de versiones de jazz y blues.

- ¿Cómo sienta ser pionero en dar las campanadas en la ciudad?

-Ser el primero en dar las campanadas en María Pita, con la posibilidad de que se convierta en una nueva tradición... Es un orgullo, pero también una responsabilidad. No deja de ser un evento modesto, pero quiero que quede chulo, así que vamos a hacer algo divertido para que la gente se lo pase bien.

- ¿Cómo despedirá el año?

-Riéndome de lo que ha pasado en el 2017 y cantando alguna cancioncilla, porque voy a llevar la guitarra. A mí me gusta mucho cambiarle la letra a las canciones famosas, y en este caso haré un villancico ligado a la actualidad: que si la pesadilla del procés, si la lluvia que viene? Los temas de ahora. Voy a basarme en cosas aparentemente malas que pasaron, pero buscándoles el lado positivo. Y luego, por supuesto, la explicación clásica de cómo funciona un reloj [se ríe].

- No es una empresa fácil la que se propone, dado el panorama actual.

-No. Ha sido un año de sentencias judiciales, incendios terribles? Y nos estamos volviendo muy tontos con los límites del humor y lo políticamente correcto. Pero a lo mejor aún hay esperanza, siempre se le puede sacar alguna visión positiva a estas cosas.

- ¿Cuál saca usted?

-Por ejemplo, una cosa que se puede interpretar como mala es que Donald Trump llegó a la presidencia de Estados Unidos, pero la cosa buena es que? ¡Seguimos vivos! Hemos sobrevivido al primer año de la era Trump, todavía no se ha empezado a pelear con Kim Jong Un? Y es un año menos que queda para las siguientes elecciones.

- Le hablaba al principio de abrir camino en A Coruña, pero usted no es de aquí.

-En realidad soy más coruñés que ourensano, porque llevo mucho aquí. Y es que pasa una cosa con A Coruña: es la zona de Galicia con más cómicos y cómicas de la autonomía. Hubo una generación muy chula que empezó con el nacimiento de programas como El club de la comedia o Comedy central. Empezamos casi de coña a hacer esto y con las bromas yo llevo ya 17 años haciendo comedia.

- ¿Fue aquí la primera vez que se subió a un escenario?

-Sí. De hecho, fue en la Facultad de Informática. Casi fue una casualidad. Estábamos buscando formas para recaudar dinero para el viaje de Paso de Ecuador, y dijimos "¿por qué no hacemos un club de la comedia, pero en informática?". Le pusimos el original nombre de El inforclub de la comedia [se ríe] y al final hicimos una cosa muy divertida, en la que se juntaron 200 o 300 personas. Ahora estoy viviendo de esto.

- El de María Pita será un escenario especial. ¿Qué desea Víctor Grande para el 2018?

-Que la gente empiece a aceptar que la comedia no es más que eso, humor, aparte de algo que alarga mucho la vida.

- ¿Se debería poder hacer humor de todo?

-Sí, sobre cualquier cosa. Es una pena que la gente se lo tome por el lado de la ofensa, cuando la comedia a fin de cuentas es una ficción que muestra el mundo tal como es. A lo mejor los cómicos acabamos diciendo las cosas que todos pensamos y no nos atrevemos a decir. Como otros deseos... Pediría mucho curro para todo el mundo, que llueva lo que tenga que llover? Y tampoco voy a pedir la paz en el mundo. Eso ya está más difícil.