Más de once horas se pasaron a las puertas de la Barrié algunos de los afortunados que, hace diez años, pudieron sentarse en una butaca del Palacio de la Ópera para asistir al concierto que, como regalo de Reyes de la fundación, ofreció el músico y director de cine Woody Allen.

Llegó a Alvedro el día antes y no hubo en el aeropuerto aspirantes a seguir su estela para que les dedicase un autógrafo o posase en una foto. Se hospedó en el hotel Finisterre y, a las 20.30 horas, salió al escenario del Palacio de la Ópera, al frente de su New Orleans Jazz Band. Anunció que tocarían "canciones populares de Nueva Orleans, temas religiosos, blues..." y recomendó a los afortunados: "Simplemente, siéntense y disfruten". Su última canción antes de los bises fue Para Vigo me voy.

Al día siguiente, se fue temprano, prometió que volvería para "estar más tiempo". La ciudad sigue esperando.