- ¿Qué le parece la cifra de tres víctimas mortales en accidentes de tráfico el año pasado?

-Inaceptable, ya que en la ciudad hay límites de velocidad a 50 y 30 kilómetros por hora que muchas veces deberían ser de 20. Y además existe un proyecto de movilidad con el que se pretende que los ciclistas invadan la ciudad y con un proyecto de peatonalización y de caminos escolares seguros, por lo que no podemos admitir esto. El objetivo de que haya cero víctimas es indispensable.

- Los límites de velocidad no se respetan en los accesos.

-Han puesto un radar en Alfonso Molina tras haber suprimido el paso elevado a la altura de los Nuevos Juzgados y la verdad es que a cincuenta por hora circulan pocos. No respetamos las velocidades, porque hay otra señal de cincuenta en la avenida de A Pasaxe a la altura de la Casa del Mar y tampoco se respeta.

- ¿Cuál sería la solución? Parece que la única son las multas.

-El control y la sanción. Es triste, pero es como se consiguió en las carreteras, gracias a los radares, el permiso por puntos, el Código Penal... Con más control y sanciones es como la gente levanta el pie del acelerador. En la ciudad hay muchas posibilidades para reducir la posibilidad, como con los pasos de peatones elevados. La educación y la concienciación es lo que más nos cuesta porque es un proceso más largo.

- ¿Por qué cuesta tanto concienciar sobre la velocidad?

-Por el modelo de ciudad que tenemos, en el que siempre queremos llegar antes y en el que nos hemos olvidado de que existe el transporte público pese a que se está trabajando en la comarca para fomentar la llegada a la ciudad en ese medio. Pero sigue habiendo egoísmo porque cada uno subimos a nuestro coche pensando que vamos a llegar antes, cuando al final no es así.

- ¿Qué le parece la intención del Gobierno local de que se reduzca la velocidad en Alfonso Molina una vez que se reforme?

-Claro que hay que reducir la velocidad, pero dando prioridad al transporte público, al ciclista y al peatón, que en Alfonso Molina no existe. Debería ser una avenida pero con cincuenta kilómetros por hora de velocidad máxima.

- Pero esa medida sería muy impopular.

-Porque somos así. Pensamos que podemos llegar con nuestro coche hasta delante de la tienda en la que vamos a comprar y a los colegios a los que llevamos a nuestros niños aunque aparquemos en doble o triple fila.

- También sigue habiendo muchas alcoholemias positivas.

-El alcohol y las drogas son un problema enorme que se tiene que resolver mediante la reeducación y el Código Penal. Existen sistemas que impiden arrancar el coche si el nivel de alcohol del conductor es excesivo y que se utilizan en los países nórdicos. Si a quienes agreden a las mujeres se les ponen brazaletes, ¿por qué no ponemos también el impedimento al conductor reincidente para que no vuelva a utilizar su vehículo?