Hasta en la tragedia hay clases. Pero todas se juntan en Ventimiglia, en la ribera del río Roya, a pocos kilómetros de la frontera que separa Francia e Italia. Es aquí donde se reúnen los relatos de hambre, guerra y desesperanza que acompañan casi siempre a los refugiados en su camino a Europa.

Tras dos años trabajando con los que arribaban a las costas griegas, la ONG coruñesa Asociación Integral de Rescate en Emergencias (AIRE) ha decidido concentrar sus esfuerzos en los refugiados en tránsito: los parias del Mediterráneo . "No tienen nada, ni un saco para pasar la noche. Duermen debajo de un puente", alerta Teresa Mendi, coordinadora de la entidad.

Desde que Francia decidió cerrar el paso a los indocumentados en el verano de 2015, miles de personas se han quedado atrapadas en Ventimiglia: si se registran para recibir asistencia humanitaria se les niega cualquier posibilidad de continuar su viaje hacia el norte de Europa donde a menudo les esperan sus familias.

Para los que deciden intentarlo, los llamados refugiados en tránsito, entidades como AIRE son la única ayuda con la que cuentan: "Les damos ropa de abrigo, comida y una asistencia sanitaria básica", asegura Mendi.

El objetivo de la entidad coruñesa es crear a medio plazo un pequeño centro en el que ofrecer duchas, lavandería y otros servicios de asistencia primaria .

Además del Mediterráneo, en 2018 la entidad coruñesa volverá sus ojos también al Sáhara, a los campamentos de Tinduf, donde colaborará en la creación de cinco parques de bomberos y la mejora de la asistencia sanitaria en la zona. Más de 157.000 personas se beneficiarán de esta iniciativa. El primer paso, una caravana solidaria con un todoterreno adaptado como ambulancia, ha salido ya de A Coruña cargado de material sanitario y escolar, medicamentos y comida.