Lo normal es que Fridaus hubiese muerto. "Su cardiopatía era inoperable en Benín", sentencia José Raúl Besada, delegado de Tierra de Hombres en Galicia. Pero afortunadamente la vida de este pequeño de poco más de un año cambió para siempre el pasado año cuando fue admitido en el programa Viaje hacia la Vida, que le proporcionó un billete de avión hasta A Coruña y la asistencia sanitaria requerida.

El equipo de cirugía cardíaca del Hospital Materno Infantil, dirigido por el doctor Víctor Bautista, operó al pequeño, que tuvo que permanecer tres meses más en la ciudad antes de poder volver a su país. Buena parte de este tiempo lo pasó en casa de Xulio y Gelines, dos voluntarios de la organización, acostumbrados a acoger a los pequeños durante su estancia en A Coruña.

Desde 2013 casi 90 niños procedentes de Mauritania, Togo, Benín, Marruecos, Guinea-Conakry, Madagascar, Senegal y Malí han sido trasladados a Galicia para ser tratados de distintos problemas de cardiopatía, traumatología o atresias rectal. En el Materno Infantil atienden cada año entre ocho y diez casos.

El trabajo de Tierra de Hombres no termina aquí. De vuelta a Benín la entidad se encarga de realizar un seguimiento del paciente en su país de origen. "Es muy importante la involucración de su familia en la recuperación del niño", subraya Besada. En el caso de Fridaus, se trataba de un "niño querido y protegido" por su familia, que se volcó en su recuperación. Por eso, afirma el responsable de Tierra de Hombres en Galicia, "todo fue muy bien". Gracias a un viaje a A Coruña, Fridaus le ganó la partida a la muerte. Lo normal es que, si no, la hubiese perdido.