El presidente de la Institución Padre Rubinos, Eduardo Aceña, alertó ayer del "colapso" en el que se encuentra la entidad, tanto en la escuela infantil como en el albergue y el centro de mayores. La organización, que celebra este año su centenario, explica que todas las plazas de geriatría que ofrece al público están ocupadas y que cuenta con una lista de espera de 538 personas para acceder a una de las 106 camas que oferta de manera privada, ya que las otras 40 entran en la bolsa de la Xunta. El precio de estas habitaciones es de 1.400 euros mensuales, un precio inferior, según Aceña, del que ofrecen otras entidades privadas, cuyas tarifas parten de los 1.800 euros.

El presidente de la entidad explicó ayer que, durante el año pasado, se incrementaron todos los usuarios de los servicios que ofrece y que, a pesar de que la institución recibe ayudas de "Concello, Diputación y Xunta", tendrá que pedir que se aumenten estas cuantías si el ritmo sigue en ascenso.

Las pernoctaciones subieron en solo un año un 13%, de 21.392 pasaron a 24.176 en 2017 y, las ayudas económicas, un 16%. Se atendió a la demanda inmediata de 1.464 personas, con 29.862 euros en 2016, mientras que en 2017, los usuarios que recibieron ayuda fueron 1.632 y, entre ellos, se repartieron 34.792 euros. Padre Rubinos financió con estas prestaciones, cuotas de alquiler, gafas, consultas médicas y otro tipo de gastos urgentes. Y es que, según Aceña, estas ayudas directas no requieren una burocracia previa, por lo que se destinan a solucionar problemas de liquidez, como el abono de facturas o un gasto sobrevenido. A esta cantidad hay que sumar otra partida de 16.000 euros que tiene la entidad para la ayuda a familias.

La institución cuenta con un presupuesto de 4,45 millones de euros de los que, aproximadamente la mitad, se invierte en sufragar el salario de los empleados y en gastos corrientes. "El día 5 de cada mes, tenemos que disponer de 300.000 euros en la cuenta para el pago de salarios y de facturas", comentó Aceña, que asegura que todas las personas que van a pedir ayuda a la institución la encuentran, de una u otra manera. Y es que, según el presidente de la entidad, no pueden hacerse cargo de todos los mayores que solicitan una plaza geriátrica, pero sí que pueden "dar de comer" a todas las personas que le piden sentarse a su mesa. Durante el año pasado, la entidad ofreció 125.842 comidas, casi un 20% más que durante el ejercicio anterior. También crecieron los servicios de ropero y ducha, de 12.780 a 14.233 y los usuarios subieron casi un 8%, de 1.456 a 1.567. Durante estos primeros quince días del año, Aceña asegura que han vuelto a subir el número de personas que se acercan a la entidad a pedir refugio, por lo que, las camas están "en su mayoría" cubiertas. Actualmente, más de un centenar de personas van a diario a dormir a sus instalaciones.

Aceña alertó, además, de que se han incrementado también "los perfiles" de los usuarios que solicitan ayuda, que no solo hay personas que llevan tiempo en situación de exclusión social sino también familias jóvenes que se han quedado sin empleo y carecen de ingresos o personas cuya pensión es muy pequeña y no son capaces de llegar a fin de mes sin el apoyo que les presta Padre Rubinos. "Nosotros defendemos que la comida que se sirva no difiera de la de una familia media coruñesa", comentó ayer Aceña.

Más seguridad desde el crimen

Sobre la muerte de un usuario a manos de otro en las instalaciones la pasada semana, Aceña aseguró que, actualmente han puesto dos vigilantes en la entrada del almuerzo y en la cena, para evitar que se vuelva a repetir un ataque entre usuarios, ya que antes solo había una persona encargada de la seguridad. Al desayuno ya no se vuelve a registrar a los usuarios, porque no salen de las instalaciones tras la cena.

El presidente de la entidad aseguró ayer que los usuarios han "entendido" y "aceptado" bien las nuevas condiciones de seguridad y atribuye a "una fatalidad" que se produjese la muerte de uno de sus usuarios a manos de otro en las instalaciones. A la entidad no le constan "rencillas" entre los dos hombres y el presidente comentó ayer que el agresor pensaba "que no había hecho tanto daño".