Las antiguas instalaciones de Padre Rubinos, en la avenida de Labañou, esperan reutilización desde hace casi cuatro años, cuando la institución benéfica se trasladó a su nueva sede en la ronda de Outeiro. El uso actual del edificio original, propiedad de Padre Rubinos, es hoy muy limitado y en el tiempo transcurrido desde la inauguración del nuevo complejo en septiembre de 2014 solo ha habido una propuesta de uso sin que en ninguno de los dos mandatos municipales se produjeran avances. Tanto el Ejecutivo del PP como el de Marea transmitieron su intención de habilitar el inmueble como sede para otras entidades sociales de la ciudad, proyecto que ahora está estancado.

La institución social se ha mostrado siempre receptiva a permitir la recuperación del viejo edificio, inaugurado en 1966, para que pueda mantener un uso similar al que tradicionalmente ha tenido. El exalcalde popular Carlos Negreira garantizó antes de la apertura de la nueva sede que la antigua instalación conservaría su calificación como equipamiento comunitario y no sería derribada para dar paso a un proyecto de otro tipo. El patronato de Padre Rubinos y el Ayuntamiento deberían negociar sobre cuál podría ser el destino del complejo, para el que el Gobierno local del PP apostaba por la reunión de otras asociaciones locales de carácter social.

Con el cambio de Ejecutivo se mantuvo esa misma idea y los técnicos municipales visitaron la instalación para estudiar sus condiciones y prever qué obras serían necesarias para convertirla en una sede compartida para otras entidades sociales que trabajan en la ciudad. Eso ocurrió a comienzos de 2016 y a día de hoy ni la institución ni el Concello han decidido ni acordado habilitar el edificio para este fin. "El Gobierno local sigue buscando opciones y diálogo con la entidad para valorar tanto esta como otras posibilidades con el objetivo de buscar una ubicación adecuada y permanente para las entidades sociales de la ciudad", explican fuentes municipales.

Padre Rubinos reitera por su parte su disposición a favorecer la reutilización de la antigua sede, para la que considera "ideal" el proyecto para aglutinar a las asociaciones, aunque admite que la instalación necesita una importante obra, dado que su última gran intervención data de 1972, cuando se puso en servicio la residencia geriátrica.

El inmueble de la avenida de Labañou se usa hoy solo como centro de recogida de ropa usada. El colectivo Boa Noite tiene cedida de forma gratuita una parte de la instalación que utiliza como albergue para usuarios sin recursos, en el que hay una decena de habitaciones que hoy están ocupadas. Además Los Salesianos, que el año pasado finalizaron la gestión del colegio Calvo Sotelo, celebran misas diarias en la antigua capilla, a la que suelen acudir vecinos de la zona, explican desde la institución.

La Xunta anunció en septiembre pasado un proyecto parecido al plan municipal de reunificar servicios sociales en Padre Rubinos, aunque escogió una ubicación próxima, la antigua sede de Sanidade, donde pretende instalar las áreas autonómicas de juventud, menores, inclusión, empleo y formación, además de entidades sociosanitarias en una sola planta. El Gobierno gallego ha bautizado este proyecto con el nombre de Amizar.