Transformar la forma en la que participamos en lo común, bien sean reuniones de vecinos o luchas laborales. "Se trata de dotarnos de herramientas básicas para que los colectivos gocen de mayor calidad democrática y sean más participativos e inclusivos", explica Fran G. Quiroga, uno de los responsables del Gabinete de Imaxinación Política.

Lograrlo requiere modificar hábitos y superar la idea del "compartimento estanco": lo que afecta a una colectividad puede hacerlo también a otra. La solución puede ser una respuesta social, pero a buen seguro será también cultural o artística.

Bajo esta premisa, la pasarela precaria se ha convertido en una estrategia lúdica mas también reivindicativa para hacer colectiva la lucha contra la precariedad de las empleadas de hogar.

Una simple alfombra roja colocada en la calle basta romper el aislamiento de estas mujeres y para que la conciencia de clase aflore entre los ciudadanos: "Ocupando el espacio público la gente que estaba alrededor se acercaba y nos decía: ¡Esto también me pasa a mí! Conseguimos poner en la agenda pública a través de un elemento festivo una demanda que estaba invisibilizada", sentencia Quiroga. Esta nueva forma de entender lo colectivo tiene otras aplicaciones prácticas, como mejorar la participación en las reuniones de vecinos.

Frente a los encuentros tediosos y sin apenas quórum, un modelo provechoso y participativo. ¿Cómo? Por un lado definiendo los puntos a tratar y utilizando relojes para controlar los tiempos por un lado; por otro, logrando una "corresponsabilidad rotativa" a través de intercambio de roles de mediación y control de tiempos en cada reunión. "Para que todo el mundo sea consciente" de las dificultades que se puede encontrar el otro, señala Fran G. Quiroga.