Eladio y los Seres Queridos consolida su camino en al autoproducción con Historias de caza, su último LP, en el que la banda retoma el método de grabación de su álbum Cantares. Hecho en casa y con un sonido más pop que nunca, los de Vigo aprovechan su nueva libertad para ganar en cercanía, que quedará patente esta noche a las 22.30 h en su concierto en Mardi Gras.

- Definen Historias de caza como el inicio de una nueva etapa.

-Sí. Historias de caza podría ser el primer disco de una nueva etapa, porque es un disco autoproducido, al que hemos dedicado mucho amor y tiempo en casa. Es diferente a nuestros discos anteriores en estudio. De hecho, hubo gente que incluso dice que es lo que deberíamos haber hecho desde el principio.

- ¿Y ustedes lo comparten?

-Yo creo que, hace 6 o 7 años, no estaríamos preparados para hacerlo. Aprendimos muchísimo con nuestros productores, los discos anteriores fueron muy importantes para llegar a este punto. No descartamos volver a grabar en un estudio pero, de momento, vamos a hacer las cosas así.

- Les da más libertad.

-Y lo pasamos mejor. Si queremos hacer algo, lo decimos en la furgoneta y lo decimos en 50 segundos. Antes había que pensar en todo, en una estructura.

- ¿Es por eso por lo que dejaron las discográficas?

-Es por todo un poco. No quiero que parezca un ejercicio de honestidad, simplemente aprendimos a hacerlo nosotros. Yo creo que el mundo de las discográficas tal como se entiende en términos clásicos ya no existe desde hace tiempo. Hace 20 años, el directivo que te sacaba un disco sabía lo que era un amplificador. Hoy es otra cosa, se trata de saber de marketing. Además, hay canciones en Historias de caza que creo que no se podrían haber grabado en un estudio.

- ¿Como cuál?

-Como la instrumental, Bou Vian. Es un tema muy experimental, en el que dedicas mucho tiempo a probar cosas. En un estudio de 500 euros al día, no podrías.

- También tienen esa versión de La leyenda del tiempo de Camarón, que tocaron en el último Festival Noroeste.

-Sí. Es una canción que ya estaba grabada desde hacía años. Creo que hacía falta una cañera al final, y surgió esa. Se pensó incluso en grabar 25 canciones, con todo, una honestidad brutal, pero tuve miedo de que la gente no lo oyera entero.

- No buscan la honestidad, pero ¿y la cercanía? En el disco se cuela el sonido ambiente.

-No quería que sonase limpio y ordenado, quería que sonara muy humano. Por ejemplo, al final de Algún iluminado, se cuela un ladrido. Para mí haría sido facilísimo quitarlo, pero creo que era importante dejarlo para tener la sensación de que el grupo estaba ahí, de que es un directo, aunque le dimos millones de vueltas. Siempre se habla de la magia de las maquetas. Yo quise convertir la maqueta en un disco.

- Algún iluminado , el primer tema del álbum, llegó tras un tiempo de bloqueo, ¿es el disco que más ha costado?

-Quizá sí costó sacar canciones, pero luego grabarlo fue muy gozoso. No sé cuál costó más. Lo que sí sé es que, al acabar Orden invisible, había una especie de sensación de que lo habías hecho todo. Luego hubo un disco de versiones en gallego, que es un modo de desdoblarse, e Historias de caza, que tiene muchos autores. No soy solo yo, está Jorge Ojea, Esther Zecco, Pablo Lesuit? Necesitaba no ser tan egocéntrico y salir de mis pautas.

- Como la del disco conceptual. Dentro de esta libertad en la producción, ¿no les apetecía atarse a una temática?

-La filosofía desde el principio era que nunca íbamos a frenar una cosa porque sonase diferente a nosotros. Si nos saliese una canción en plan Metallica o rumba, la meteríamos en el disco. Entiendo que antes el álbum era un concepto, pero hoy todo es más rápido.

- Escuchándoles, da la sensación de que están mucho más relajados.

-Sí, creo que se transmite mucho eso. Se nota que grabaste en casa y que estás tranquilo. A mí ahora me pasa que, cuando oigo discos antiguos, me veo en el estudio esforzándome por hacerlo bien, y no me gusta. Sin embargo, cuando oigo Cantares, me veo en casa disfrutando. Eso se acaba transmitiendo.