Una hipoteca sobre la concesión que la empresa tiene de las instalaciones de la fábrica de armas que le permite hacer frente a las deudas que soporta. Esa parece ser la tabla de salvación a la que se agarra Hércules de Armamento para intentar recuperar la actividad y salir del atolladero en el que se encuentra ante la falta de pedidos y la imposibilidad de encontrar un socio industrial que le permita afrontar el futuro con unas mínimas garantías.

El Ministerio de Defensa ha recibido una solicitud de la compañía, según publica Economía Digital, para establecer una hipoteca sobre la concesión, ya que su maltrecha economía le ha impedido hacer frente al abono del canon anual de 250.000 euros que debe pagar por el uso de la factoría. Los dos últimos pagos de este tipo fueron cobrados por Defensa a través del aval de 400.000 euros que aportó Hércules de Armamento cuando se le adjudicaron las instalaciones, pero el agotamiento de esa cantidad le obliga a buscar nuevas vías de ingresos para impedir que el ministerio le retire la concesión.

Este diario se puso en contacto ayer con el director de la firma, Ramón Mejuto, para confirmar la solicitud de autorización para constituir una hipoteca sobre la concesión, pero eludió pronunciarse, aunque tampoco negó que la hubiera solicitado.

Defensa manifestó en las últimas semanas que si se confirma el incumplimiento por Hércules de Armamento de las condiciones mediante las que se otorgó la concesión de la fábrica de armas, le será retirada. Entre los motivos que pueden motivar esa decisión se encuentra no solo el impago del canon anual, sino también el de los salarios a los trabajadores, que durante los últimos meses han denunciado esa situación. También se encuentra entre esas razones el incumplimiento de las obligaciones con la Seguridad Social y el mantenimiento de la actividad productiva.

La falta de pago a la empresa de vigilancia que custodiaba la fábrica llevó a Defensa a suspender la autorización que le había dado para elaborar armas, lo que dejó a la empresa sin una de sus principales líneas de producción. La búsqueda de un socio que contribuyese a reflotar la compañía tampoco dio el fruto esperado, ya que se establecieron contactos con la madrileña Mecanizados Escribano, pero a mediados del año pasado esta firma declinó entrar en el capital de Hércules de Armamento ante la elevada deuda que soporta y la preferencia por otro tipo de producción industrial.

Mejuto anunció entonces que preveía alcanzar un acuerdo con otra empresa de inmediato, pero esa iniciativa no cristalizó y los problemas no hicieron más que incrementarse hasta llegar a la actual situación, en la que la retirada de la concesión pende sobre este proyecto.

Los antiguos trabajadores de la fábrica de armas que rechazaron la adjudicación a Hércules de Armamento siguen concentrándose mientras tanto de forma regular ante la Delegación del Gobierno en Galicia para exigir a la Administración central que resuelva el contrato al considerar que la concesión se le otorgó de forma irregular y existen numerosos incumplimientos de las condiciones establecidas.