El plan de inversiones de la Autoridad Portuaria para el periodo 2017-2021 prevé que la segunda fase del traslado de Repsol a la dársena exterior de punta Langosteira, aún en periodo de negociación, se haga efectiva en 2021, ya que es para este ejercicio para el que reserva el grueso del coste de la operación 10,4 millones de euros. Para este año cuenta con una partida de 200.000 euros y ninguna para los dos siguientes. Esto significa que no será hasta 2021 cuando se liberen de actividad petrolera los terrenos de los muelles de San Diego. Y es que Repsol mantendrá en estas instalaciones interiores el 40% de su actividad en la ciudad.

Este documento se someterá a votación el próximo lunes, en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria, así como el presupuesto de la entidad para este ejercicio, entre otros puntos que forman parte del orden del día.

La primera fase del cambio de ubicación de la petrolera tenía que estar finalizada el 14 de abril de este año, sin embargo, el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, admitió ya el pasado 7 de febrero, que este plazo que habían pactado la petrolera y el Puerto se dilataría. No será hasta finales de este ejercicio o hasta principios de 2019 cuando la empresa empiece a operar en las instalaciones de punta Langosteira. Según las declaraciones de Enrique Losada, Repsol está pendiente de que se acaben los trabajos de ingeniería para iniciar las obras del pantalán que construirá en el puerto exterior. La compañía, sin embargo, también relató que todavía no habían completado los trámites para ejecutar una obra asociada a ese pantalán y que resulta imprescindible para que se pueda poner en marcha la actividad petrolera en Langosteira.

"Sinceramente, poco me preocupa, unos meses arriba o abajo", declaró el presidente de la Autoridad Portuaria sobre la puesta en marcha de esta primera fase de traslado de Repsol y añadió que esta actividad iba "por buen camino" y que tenía "buenas perspectivas". En esta fase entra la construcción de un poliducto que enlazará la refinería con el puerto exterior. A pesar de que el 22 de diciembre del año pasado salió publicada en el Diario Oficial de Galicia la Declaración de Impacto Ambiental de este proyecto, todavía es necesario superar otros trámites antes de que comience la obra, como que la Consellería de Industria apruebe la declaración de utilidad pública de los terrenos afectados, de modo que se puedan efectuar las expropiaciones forzosas y urgentes para la ejecución de las obras. El poliducto discurrirá entre A Coruña y Arteixo, tendrá una longitud de 3,8 kilómetros, de los que menos de la mitad, 1,3 discurrirán por la ciudad y con un ancho de diez metros, aunque contará con dos metros más a cada lado para facilitar la vigilancia y el mantenimiento. En total, son 168 las parcelas afectadas por la construcción de este poliducto, que cuenta con once tubos. Algunas de ellas serán expropiadas y otras pasarán a tener un uso más limitado por motivos de seguridad. El plazo de ejecución es de un año, aunque Repsol no descarta que se puedan acelerar esos plazos una vez que comiencen las obras.

Sobre la segunda parte de la operación, la que supondría dejar ya liberado el muelle de San Diego, la semana pasada el presidente dijo que todavía no se había alcanzado un acuerdo, aunque en su previsión de inversiones ya cuenta con que se realice en 2021. Hasta que la mudanza de Repsol no sea efectiva, se desmonte la terminal y se descontaminen los terrenos afectados, los terrenos portuarios no podrán ser utilizados para otro fin.

El futuro de San Diego todavía es incierto, ya que, si bien Puertos del Estado y Xunta anunciaron en octubre, al margen del Concello, que se venderían, desde entonces no han aportado más información sobre ese acuerdo.