Desde una taza de chocolate hasta un retrato del drama migratorio. Todo puede encontrarse en Jorge Castillo. A visión dunha obra, una retrospectiva de la trayectoria del artista pontevedrés desde 1952 hasta 2017. Su evolución estilística, las huellas de las ciudades en las que ha vivido y expuesto, y sus temáticas de naturalezas, paisajes y figuras conforman desde ayer la exposición del autor en Afundación, que compartirá su producción artística en el número 8 del Cantón Grande hasta el día 2 de junio.

Quienes acudan antes de esa fecha, podrán disfrutar de una selección de cerca de medio centenar de piezas. Procedentes de las colecciones del Museo de Pontevedra, la Obra Social de Abanca y varios particulares, las obras exhiben una panorámica de la trayectoria de Castillo, que abarca desde los trabajos realizados en su juventud en Buenos Aires hasta los creados en la actualidad, ya con 84 años. "Se trata de una ocasión importante para acercarse a su obra. La exposición refleja su talante, y cómo se enfrentó a nuevas geografías y salió airoso con su trabajo", comentó ayer la comisaria de la muestra, Pilar Corredoria, durante el acto de presentación.

A lo largo de su vida, Castillo cultivó diversas modalidades artísticas, como la escultura o el grabado. La exhibición se centra, sin embargo, en la pintura, haciendo un especial hincapié en las piezas realizadas a partir de 2000. La calificada por Corredoira como la época menos conocida del artista, que tiene en Taggio Metello (2017) su representación más reciente en la exposición, refleja una ampliación del "lenguaje" de Castillo, que regresa en su obra más actual a las figuras por las que se interesaba en la veintena. "Si veo un cuadro de mi juventud no me interesa, pero si veo un cuadro de esa época me veo de verdad, es mi espíritu de joven", explicó el artista, en referencia a sus inicios.

Desde entonces, asegura el autor, ha evolucionado "estilísticamente", pero manteniendo la esencia. La "emoción" ha sido y es la piedra angular de su pintura, en la que han dejado su huella los países en los que ha desarrollado su actividad, que han sabido reconocer su trabajo con exposiciones en galerías como la Raumond Cordier de París y galardones como el Premio Darmstadt de Dibujo. "Es muy difícil que un artista tenga una carrera así. Con veinte años ya era muy reconocido", contó la comisaria, que señaló la estancia del artista en Berlín como una de las más fructíferas de su carrera.

Allí, en los años 70, Castillo se decantó por el retrato de interiores. La captura del de su propia casa es una de las improntas de la vida personal del artista que comparte la muestra, en la que también se encuentra un retrato de su hijo y otro de su esposa, Yola Quirós, a modo de "representación del amor". "Son obras muy importantes para mí, porque es mi propia vida. Sale lo oscuro y lo luminoso", explicó el pontevedrés, que da también forma a preocupaciones como "el peligro nuclear" que "sigue" a día de hoy en obras como Paisaje de Madrid.

La migración, que él mismo experimentó en su marcha a Argentina, está también presente. El exilio "forzado" lo recoge Castillo en dos piezas recientes, fechadas en 2016, que requieren tiempo y paciencia para descubrir todos los rostros y formas que el autor ha escondido en El terror del ser y El perro guardián de un mundo desdichado. "Esa gente está permanentemente en la desdicha, y nosotros somos ese perro guardián, de alguna manera", comentó el autor en alusión a la última obra, en la que una multitud se agolpa frente a una valla de alambre de espino.

Ambas piezas son un ejemplo de su estilo personal. Castillo ha desarrollado una expresividad al margen de tendencias lo que, admite, le ha valido repercusiones en el mundo del arte. "Una parte de la crítica internacional ha intentado dejarme fuera por no acercarme a ningún movimiento", afirmó el autor, que explora su trabajo en la muestra a través de dos filmes, en los que no se deshace, sin embargo, en demasiadas explicaciones. "Decía un poeta que lo que tiene que hacer un artista es esconderse tras la barra y dejar que hablen sus obras. Eso es lo que yo estoy haciendo", zanja.