Era en los años 40, en una Francia invadida por las fuerzas de ocupación nazi, cuando la actriz coruñesa María Casares y el escritor Albert Camus se encontraban. Primero, en una lectura de la obra de Picasso, en el que el Nobel de Literatura ejercía de maestro de ceremonias. Luego, en la representación de la propia pieza del francés, El malentendido, en el que el papel de Casares como protagonista acabaría de sellar una relación que duraría hasta la muerte del autor en 1960.

Es de ahí, de ese estreno en 1944, de donde parte Política sentimental. Un encuentro necesario entre María Casares y Albert Camus. La pieza supone el debut del crítico teatral Javier Villán como dramaturgo, que lleva por primera vez su obra fuera de la capital española este sábado a las 21.00 horas al Fórum Metropolitano. "Contamos la historia de Camus y Casares a nivel artístico, histórico y personal. Hay realidad, pero también fabulamos cómo pudo ser su relación", explica Hermida, que da vida a la hija de Casares Quiroga en la pieza de Villán.

La forma definitiva de la representación tiene también, de hecho, mucho que ver con la amistad entre el dramaturgo palentino y Hermida. Fue la segunda la que sugirió que se convirtiera en diálogo lo que en un principio iba a ser un monólogo sobre María Casares, que pasa a narrar su vínculo con el poeta francés de la mano de quien le ha dedicado incluso una tesis doctoral. "Yo llevo años investigándola, así que la interpreto con conocimiento. Pero también juego con la desventaja que supone admirar tanto a un personaje. Da un pudor terrible", confiesa la actriz, que comienza la pieza representando, en su papel de Casares, una obra por cuya carga política la coruñesa se vio abucheada.

La solidez de la intérprete coruñesa ante esa situación fue, según aventura Hermida, el detalle que "terminó de conquistar" a Camus. Los unía a ambos "la experiencia del exilio" y "el amor al teatro y la República", por cuya defensa organizaron y llevaron a cabo numerosos actos a lo largo de su vida. "La política juega un papel fundamental en la obra. María viene del exilio español y, al poco de llegar a París, se produce la ocupación nazi", comenta la actriz, que asegura que su figura representaba "como una musa" la república española porque "ponía su voz a favor de la democracia".

Como tal la recibieron en Sudamérica otros exiliados, como Luis Seoane. Este paso de la intérprete por Latinoamérica y su relación, aún en la distancia, con su Galicia natal, se recogen también en la representación del Fórum, en el que se reflejará además "el odio radical al franquismo" de Casares. "Franco tenía retenida a su hermana y a su sobrina. También se intentó anular la figura de Quiroga, su padre. Lo borraron hasta del registro de nacimientos", dice Hermida.

No separarse de él, y "no seguir huyendo" fueron los motivos por los que la actriz coruñesa rechazó exiliarse a México con Albert Camus. La relación entre ambos se interrumpió entonces, para volver a retomarse posteriormente, en 1948, de nuevo de modo clandestino, ya que el francés estaba casado. "Camus tuvo muchas amantes, y Casares también. Tenían un amor muy libre, pero María decía que era 'el amor total", cuenta la intérprete, que asegura que la relación influyó en las carreras profesionales de ambos artistas. "María le ayudó a escribir algunas obras, y también protagonizó varios de sus montajes", añade.

La trayectoria de Casares, sin embargo, fue más reconocida en Francia que aquí. El silencio de la dictadura hizo su trabajo sobre la figura de la actriz, que regresó en el 76 a petición de Rafael Alberti. "Fue una experiencia controvertida para ella", admite Hermida, que fantasea ya con llevar la obra a territorio francés. "Todo es muy reciente, pero lo tenemos pensado. Hay festivales en los que podría encajar muy bien", concluye.