Si hay un estereotipo extendido sobre las mujeres es el de su labor al volante. Aunque en los últimos años son cada vez más las que han abierto camino en taxis y autobuses urbanos, el transporte de larga distancia sigue siendo todavía un territorio por conquistar.

María Isabel Nion es una de las pioneras. Lleva casi dos décadas en el transporte y cinco haciendo viajes por toda Europa. Lo que empezó siendo un parche "para sacar un dinerillo" cuando cerró la peluquería en la que trabajaba es hoy en día una profesión que no cambiaría por nada. "Yo cada vez que salgo con mi camión soy la mujer más feliz del mundo", asegura. En unas horas María Isabel saldrá de nuevo a la carretera: esta vez a Madrid. "No tengo una ruta fija, recorro toda Europa". París, Sevilla... donde sea necesario.

La relación con sus compañeros de la carretera es muy buena, incluso fraternal. Los comentarios despectivos provienen siempre de esos conductores varones que no se dedican a la ruta. "Los que no son habituales en la carretera", aclara Nion. Son estos los que a menudo "cuando ven por el retrovisor a una mujer en el camión" realizan maniobras o gestos. "Es como si te estuvieran diciendo, ¡no sabes andar en un coche y andas metida en el camión! Eso lo notas". Los profesionales del sector, continúa, "saben cuando estás cogiendo velocidad para que el camión no pierda demasiado durante la subida".

Pese a todo, Isabel tiene claro que el transporte es una salida muy atractiva para las mujeres. Tanto que ella misma está ayudando a que una de sus hijas se inicie en el sector.

"Tenemos que animar a que más mujeres lo hagan", afirma Isabel Nion. Trabajar en la ruta tiene sus dificultades, muchas noches fuera de casa y averías, pero también la tranquilidad de trabajar a tu aire. "Tu camión, tu carga y un plazo de entrega", el resto ya depende de ti. "Nadie te va a molestar ni tienes un jefe detrás". El único requisito para triunfar en la carretera es la pasión por conducir. "A mí me gusta mucho", concluye Nion.