La parcela que el Ministerio de Defensa posee en la zona más próxima a la Hípica en A Maestranza cuenta con rellenos de materiales de construcción provenientes de las obras del aparcamiento subterráneo instalado en ese lugar en el año 2001 y que fueron depositados sobre los restos de la muralla existentes en el lugar. La excavación encargada por el organismo estatal en 2016 revela la existencia de "escombros de derribos de edificaciones, grandes bloques de hormigón con varilla de hierro", así como de "piedras de granito de grandes dimensiones procedentes de las voladuras realizadas para la construcción del parking".

Los arqueólogos autores del informe solicitado por Defensa destacan que "sorprende la existencia de este nivel tan potente y compacto cubriendo las estructuras documentadas en la parcela durante la intervención de 2001", a lo que añaden que el material utilizado para el relleno de ese terreno "no parece el más adecuado para cubrir unas estructuras arqueológicas de cara a su conservación y protección".

Los técnicos destacan que "en la mayoría de los casos" los bloques de hormigón y granito están "asentados directamente en las estructuras defensivas con la única separación de una lámina de geotextil". También se indica que "en ningún caso estaban protegidas por el nivel de árido" que exige la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural y que, además, en alguno de los casos ni siquiera se había colocado el material geotextil.

Cuando la empresa Necso llevó a cabo la excavación para ejecutar el aparcamiento subterráneo de A Maestranza, se descubrieron un tramo de 150 metros de muralla del siglo XVII y otros 50 metros de una fortificación similar del XVIII. En aquel momento los técnicos de patrimonio paralizaron los trabajos hasta determinar el valor de los vestigios aparecidos y optaron finalmente por que se conservaran, aunque ocultos bajo tierra al considerar que no era conveniente su musealización. Para adoptar esta decisión se tuvo en cuenta que los restos eran la cimentación de una muralla que nunca se llegó a levantar.

Ante la posibilidad de que el Ministerio de Defensa venda ahora los terrenos en los que se encontraron esos restos históricos, el Concello exige que sean conservados también bajo tierra, en los sótanos de los edificios que se levanten en el lugar, así como se permita que puedan ser visitados por el público. Se trata de la misma solución adoptada en el caso del aparcamiento de O Parrote, donde la aparición de los cimientos del baluarte del mismo nombre, que tampoco llegó a ejecutarse, hizo que Patrimonio se decantara porque se mantuviesen a la vista en el subsuelo para que sean contemplados.

La existencia de una amplia explanada en la superficie hizo posible, no obstante, la construcción en ese nivel de una réplica de la estructura que se encuentra bajo tierra, con el fin de hacer patente la relevancia de este vestigio histórico en uno de los lugares emblemáticos de la ciudad.