En el centro de mayores de Afundación se reúnen a diario decenas de usuarios para leer la prensa, ir a clases e, incluso, para charlar. Alrededor de una mesa hablan de sus pensiones, de cómo les ha ido en la vida, mirando más al pasado que al futuro y, algunos de ellos, evitando temas como la subida del coste de la vida o la pérdida de poder adquisitivo. La mayoría de los usuarios que han querido participar en este reportaje son más de "estar callados", de "no pedir" y de excusar al Gobierno, de creerse su discurso de que ahora no es su turno, de que a ellos no les toca; son de los que creen que "hay que conformarse", y de los que hablan de Venezuela cuando, irremediablemente, las preguntas les enfrentan a otra parte de su colectivo, a la que sale a la calle y reivindica un presente mejor.

Manuel Abuín dice que, en su caso, no tiene grandes problemas económicos, que su pensión le da para vivir y que no ha tenido que hacerse cargo de familiares desempleados durante la crisis, así que, su posición podría ser acomodada. No lo es. "La vida sube, si congelaran los precios era otra cosa", dice Abuín, que reconoce que la comida y los recibos son, actualmente, más caros que años atrás mientras que su prestación no ha crecido para equipararse a ese coste real de la vida.

María Luisa Reboiro, que no cobra ninguna prestación pero que tiene un marido jubilado, sin embargo, no está de acuerdo. "Las pensiones no se congelaron desde que está el PP, la subieron dos euros. ¿Sabe quién las congeló? Zapatero, que no las subió", dice Reboiro, sin querer escuchar que, para Abuín, dos euros no supone una diferencia notable en su pensión. "Yo me agacho por un céntimo", zanja Reboiro la conversación y defiende que "la vida no subió tanto como se dice" y también que hay muchas maneras de hacerle frente a la realidad económica, entre ellas, buscar "las ofertas" en los supermercados.

Sobre la hucha de las pensiones, a la que casi no le queda nada, y que muchos pensionistas consideran que no debería haberse tocado durante la crisis, Maximino López tiene claro que, habiendo dinero en este fondo, es normal que se emplease en el gastos que nada tenían que ver con el pago de las pensiones, la razón para la que había sido creada. "Si usted se ve un poco apurada y tiene unos ahorros, ¿usa de su dinero o va a pedírselo al vecino? A mí me parece normal", dice este funcionario jubilado.

A Manuel Anido, después de muchos años trabajando como obrero en Argentina, le ha quedado "una pensión pequeña", le gustaría que fuese mayor aunque no confía en que suba con el paso de los años. Marcelino Ramos, que también es funcionario jubilado, cree, como el resto de sus compañeros de mesa, que seguirá cobrando la pensión mientras viva. Un futuro más negro ven para los que empiezan ahora a trabajar y que se enfrentan no solo a la precariedad laboral sino también a la incertidumbre de la sostenibilidad del sistema. "Mientras quede algún trabajador, las pensiones se van a cobrar, aunque más pequeñas, y ahora, yo diría que no las subiesen nada, y las de la gente que no trabajó, esas ya no debería de haberlas", dice Reboiro, sin diferenciar no haber cotizado y no haber trabajado. Y ante la pregunta: "Y qué hacemos con todas esas personas que las cobran, ¿dejamos que se mueran de hambre?", contesta que ya habrá "un asilo" para ellas, sin especificar cómo se financiaría, si con fondos públicos o privados.

A Marcelino Ramos, más que su pensión le preocupa ahora que haya "tantos políticos", cree que, si se redujesen las diputaciones todo sería más fácil, que el dinero estaría "mejor repartido". Y, ¿qué pasa en estos tiempos de crisis en el que las pensiones de los abuelos sirven de colchón para las familias? "Eso siempre fue así", zanja Maximino López.

"Si tenemos dos dedos de frente no pedimos más [fondos para las pensiones] porque nos vamos a quedar sin nada porque no hay dinero. Podemos pedir que no haya tanto político, pero no más pensión porque no hay", razona Reboiro, que acusa a los medios de comunicación de "sembrar pánico" entre la población. "Es que hay gente que dice que tiene una buena pensión pero que pide para otros, pues retírate", comenta Reboiro.

Manuel Abuín, sin embargo, defiende que, ante la subida del coste de la vida, deberían incrementarse también los subsidios, sobre todo los más bajos. "Es que si esto sigue así, va a llegar un día en el que no nos llegue", resume. Sobre los fondos de pensiones privados como solución, no lo ven claro porque algunos de ellos, al hacer uso de ellos vieron como se les iba "la mitad" en impuestos.