Los profesores de la Banda fueron ocupando sus asientos sobre el escenario y salió el director, que fue acogido con grandes aplausos. Hasta ahí, todo normal. Pero de pronto todos se pusieron en pie y el oboísta, José Neira, explicó que no se había podido realizar el concierto previsto porque a última hora no se había podido contar con los refuerzos imprescindibles. Con todo, y como homenaje y desagravio al público que una vez más se había desplazado para escuchar a su Banda, harían un programa de pasodobles que era lo único que podían improvisar con la dignidad artística que merecían los aficionados coruñeses ya que no había habido tiempo para preparar otro concierto. El que hubo de suspenderse estaba previsto y anunciado hacía un mes por lo menos. Entre grandes aplausos, comenzó el concierto. Los pasodobles se fueron sucediendo y fue un gran acierto empezar con el que del Río dedico a la ciudad y finalizar con Ponteareas que la Banda toca de un modo maravilloso. Las palabras finales del director, poniendo de manifiesto el agradecimiento al público por su comprensión, fueron acogidas con una larguísima ovación por mil personas puestas en pie. Fue un conmovedor homenaje a una agrupación que lleva setenta años dando al público lo mejor de sí misma a través de la música. Si el maravilloso arte de los sonidos define el alma de esta ciudad, la Banda Municipal es uno de los más señeros vehículos para hacer llegar ese arte al corazón de los coruñeses. Y además con una calidad extraordinaria, que la ha hecho ser considerada como una de las mejores Bandas de España. Hay incluso profesionales que sostiene que es la mejor. Tenemos una ciudad que ama la música, una Banda de primerísima categoría y un público extraordinario. Es un patrimonio artístico único. Cuidémoslo entre todos, con las autoridades al frente, porque urbe, agrupación y asistentes lo merecen.