"¿Por qué le dan una calle a este señor?", preguntó ayer un niño, asombrado por la cantidad de gente que se reunió en Ciudad Escolar un jueves por la tarde cualquiera. "Porque jugaba muy bien al fútbol", le contestó su abuelo. La contestación le hizo correr hacia Mauro Silva y pedirle un autógrafo sobre su camiseta del Deportivo.

Casi 300 personas presenciaron ayer la inauguración de la calle Mauro Silva situada en los bloques de viviendas del Carmen. Algunos nunca vieron jugar al brasileño en Riazor, pero les basta oír las palabras de cariño y admiración de los mayores para unirse a esa devoción. "Qué guapo estás y qué bien te conservas", le gritaron algunas mujeres al exfutbolista una vez apareció en la calle que desde ayer lleva su nombre.

Mauro Silva llegó como si hubiese ganando un trofeo. Eufórico y sonriente. Los jugadores de la actual plantilla del Deportivo bajaron de su autobús junto al cuerpo técnico para hacerle un pasillo. "Mauro, Mauro", coreaban los presentes. Y su sonrisa aumentaba por momentos. Se paró con todos los aficionados. Nadie se quedó sin fotografía o autógrafo. Unos posaban en grupo y otros optaron por el selfie. "Gracias por todo, Mauro. Por venir y por lo que has hecho en el Deportivo", repetían.

La visita del exblanquiazul cogió a algunos de sorpresa. Los pequeños, recién salidos del colegio, sacaban sus libretas para llevarse la firma del jugador mientras merendaban. Otros preferían posar para las cámaras. "Mañana salgo en la tele", gritó un niño a sus compañeros de clase.

Ni la emoción por aparecer en la pequeña pantalla o la presencia de jugadores como Lucas Pérez, que dedicó un par de minutos a fotografiarse con los aficionados, borró protagonismo a Mauro Silva. Todos querían acercarse a él, abrazarle y recordar los años gloriosos del Deportivo. "Qué bien jugaba", comentaban unos hombres que seguían la inauguración desde lejos. Los hubo que tuvieron más suerte, y siguieron el acto desde primera fila.

Como las familias que salían por las ventanas de la vivienda donde se colocó la placa de la nueva calle, por donde sacaban balones y camisetas para conseguir autógrafos del exjugador, que aseguró ayer haber "cumplido un sueño". Hizo un repaso a los títulos logrados con el Dépor y a su campeonato del mundo, que consiguió en el 94 siendo blanquiazul. "Se merece más que una calle. Es un símbolo de A Coruña", manifestó el alcalde, Xulio Ferreiro, que presentó el acto junto con otros miembros de la corporación.

La que tampoco faltaron fueron la Banda Municipal de Música, que interpretó el himno gallego y el del Deportivo, y Donato. El abrazo con Mauro Silva fue aplaudido por muchos, emocionados al recordar lo que ambos consiguieron sobre el terreno de juego. "Ojalá los de ahora fueran como ellos, tienen que aprender de él", comentaron un grupo de aficionados, que ven el descenso "muy cerca".

El brasileño no opina lo mismo, cree que "mientras haya posibilidades matemáticas, hay que animar para lograr la permanencia". Entre sus buenos recuerdos en Riazor, también hay baches y considera que la afición tiene la clave para salir de ellos. "He vivido la etapa más gloriosa de la historia del Deportivo pero también había problemas y nunca vi una tan ciudad volcada con un equipo. Sacar conclusiones y criticar lo que sea hay que dejarlo para el final, ahora no ayuda", explicó. "Y si hay que ir a Segunda, que sea para reconstruir, mejorar y volver más fuertes" anadió tras recomendar "autocrítica" porque "reconocer errores demuestra grandeza".

Una hora después de haber desvelado la placa con su nombre, seguía sonriendo y atendiendo a todos. "Qué paciencia tiene, se nota que es de otra generación", se escuchó. Mauro no solo ha cumplido un sueño al poner su nombre a un calle sino que también se lleva, de nuevo, el cariño del deportivismo 13 años después de haber defendido ese escudo. Fue en 2005, con Francisco Vázquez como alcalde, cuando el pleno aprobó el nombramiento de la vía. Pero no importa cuanto tiempo pase ni los kilómetros que separen a Mauro Silva de A Coruña porque, como dijo ayer un aficionado, "esta siempre será su casa".