Condicionada por los cambios de gobierno y la situación económica, por los intereses de las administraciones y sus estimaciones presupuestarias, la futura estación intermodal de A Coruña ha pasado en los últimos diez años por etapas de expectación y de olvido, envuelta siempre en incertidumbre, estancada por falta de inversión y enredada en conflictos por competencias institucionales que han echado abajo cada previsión que políticos de distinto signo han difundido en este tiempo. El Gobierno estatal ha mirado este año hacia la intermodal con más generosidad que en otros ejercicios y a través del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha reservado en los Presupuestos del Estado la partida más alta consignada hasta la fecha para una infraestructura que en su primer cálculo, el mismo mes en que se celebraron las elecciones municipales de 2011, iba a costar unos 200 millones de euros, gran parte obtenidos gracias a una operación urbanística. Fomento consigna ahora 30 millones, no solo para 2018, sino para un periodo más extenso que no precisa.

Al contrario que en otros años, esta vez el Estado sí concreta en qué se invertirá este dinero. Adif, consultado por LA OPINIÓN, explica que se gastará en "trabajos en las vías, en el edificio y en los accesos y la ordenación del territorio, tanto en el frente de la estación como en el lateral de la avenida de la Estación, así como en reposiciones necesarias precisamente por la actuación en el edificio". ¿En qué plazo? El órgano dependiente de Fomento no lo concreta, aunque fuentes próximas a la obra, que todavía no tiene redactado un proyecto de ejecución que después tendrá que adjudicarse, aseguran que la cuantía se asigna para el conjunto de los trabajos durante el tiempo que duren.

Estos 30 millones corresponden a la inversión que hará el Estado en la intermodal, a los que habrá que añadir los 10 millones que gastará la Xunta para el traslado de la estación de autobuses de la calle Caballeros (de los que 8 proceden de fondos comunitarios) y la aportación del Ayuntamiento para el aparcamiento y la integración urbana de la nueva terminal mediante accesos, urbanización y espacios libres. Las tres administraciones, no sin pocas discrepancias previas en los últimos años, desbloquearon en octubre de 2017 a través de un convenio el diseño final de la obra y las responsabilidades de cada una en los trabajos.

Hoy la intermodal es un proyecto más modesto que cuando se concibió y cuando comenzó a tomar forma como maqueta, con la elección del diseño de César Portela como ganador de un concurso en mayo de 2011, en vísperas electorales. Su prevista financiación con venta de suelo en el entorno para la construcción de pisos y tiendas dio paso a la colaboración institucional, ya que con los años, sin partidas serias incluidas en las cuentas estatales y después de que la exministra de Fomento Ana Pastor calificase el proyecto de "faraónico", desaparecieron las viviendas, el hotel y el área comercial que reflejaba la idea original y el coste estimado se fue reduciendo.

A mediados de 2009 el Ministerio de Fomento y el Concello, a cuyo frente había dirigentes socialistas, firmaron, sin la concurrencia de la Xunta, un protocolo previo a un convenio por el que se repartirían la inversión de la intermodal, una terminal en la estación de San Cristóbal en la que confluirían todos los medios de transporte de la ciudad. La idea había tenido su germen años antes, en 2001, con Francisco Vázquez en la Alcaldía, y ya las administraciones planteaban costear la futura intermodal mediante la venta de suelo con fines inmobiliarios y comerciales.

Nueve años y un gobierno estatal y dos municipales después de aquel protocolo, con la inclusión de la Xunta en las negociaciones para su desarrollo y ejecución, la intermodal ha visto cambiado su diseño original, presupuestado en 200 millones de euros cuando Portela ganó el concurso. La falta de avances ha ido aumentando las dudas sobre su ejecución, que hace cinco años ya se anunciaba por fases para rebajar su coste.

Carlos Negreira, alcalde popular entre 2011 y 2012, prometía celeridad para la intermodal antes de cumplir su primer año de mandato. El proyecto acumulaba ya retrasos en las tramitaciones respecto a las previsiones hechas a finales de la década anterior y a comienzos de la siguiente. Un ejemplo: conocido el diseño de Portela en 2011, la idea era licitar las obras en 2012 y acabarlas dos años después. A primeros de 2014 ningún cargo público se atrevía a dar fechas, hablar de licitaciones se consideraba prematuro y desde el Estado se vinculaba la reforma de la estación a la llegada del tren de alta velocidad.

El atasco de la intermodal ha tenido su reflejo en los presupuestos. El Gobierno de Mariano Rajoy solo reservó las simbólicas cantidades de 88.000 euros para 2014 y 200.000 euros en 2015, cuando hizo una previsión de 8 millones para el año siguiente. Pero en 2016 la cuantía consignada fue de 1 millón para "actuaciones en la estación" de San Cristóbal, la misma cantidad que en 2017. Para 2018 Adif salta hasta 30 millones, que solo ha detallado tras la consulta de este periódico aunque sin aclarar el importe de las anualidades ni hasta cuándo prevé que duren las obras. El Gobierno gallego ha ido elevando su aportación para la intermodal, en la que inyectará fondos comunitarios, donde asumirá la integración de la estación de autobuses, con un fuerte contraste entre sus partidas anuales y las previsiones para los siguientes ejercicios: en 2016 dedicó 426.000 euros y proyectó 8 millones a partir de 2018; en 2017 redujo la inversión a 297.000 euros con la previsión de aportar 14,6 millones para los dos años siguientes.