La mujer de 73 años a la que presuntamente mató su yerno delante de su nieta de 21 meses -hija del presunto asesino- el pasado 20 de agosto en Monte AltoMonte Alto falleció estrangulada. La víctima presentaba lesiones graves en diversas partes del cuerpo, entre ellas el tórax y la boca. Los nuevos informes sobre la causa remitidos al juzgado instructor provocaron que esta semana se realizase una reconstrucción de los hechos en el lugar del crimen, en la calle Gerión,crimencalle Gerión según informaron fuentes policiales.

Como es habitual en estos casos, se utilizó un maniquí, que fue colocado en la misma posición en la que la policía y la comitiva judicial encontraron el cadáver en el piso de la calle Gerión en el que residían la víctima y su hija. El procesado, que permanece en prisión provisional, respondió a las preguntas que le formularon durante la reconstrucción y mantuvo su versión inicial: le dio un empujón contra la pared y cuando se fue de la vivienda estaba viva.

El imputado admitió que la había dejado en la misma postura en la que fue hallado el cadáver, por lo que, según su testimonio, estuvo desde la tarde -cuando se fue del piso y estaba viva- hasta la madrugada -cuando localizaron el cuerpo- sin moverse. El sospechoso no explicó por qué durante la inspección ocular detectaron restos de sangre en diferentes estancias del piso ni dio una versión lógica para justificar las lesiones que presentaba cuando fue detenido. Fuentes policiales indican que tenía heridas en los nudillos, en un dedo del pie y en un hombro. Sobre la lesión del dedo, alegó que le había dado una patada a su perro unos días antes.

El acusado defiende que solo le dio un empujón a su suegra porque trataba de evitar que viese a su hija. Así, asegura que la dejó tendida sobre el suelo de su casa porque desconocía que las heridas fuesen graves, algo que contrasta con la autopsia, que evidencia múltiples lesiones en todo el cuerpo. El sospechoso insiste en que padece problemas psiquiátricos, de los que está a tratamiento desde hace años por especialistas de la sanidad pública. El día de los hechos, según su versión, había tomado la medicación e ingerido alcohol.

Cuando presuntamente mató a su suegra y raptó a su hija de 21 meses, J. M. M. C., de 43 años, escribió decenas de correos electrónicos a su excompañera sentimental amenazándola de muerte, tanto a ella como a la fallecida. La mujer no los vio hasta después de encontrarse, de madrugada, el cadáver de su madre en el suelo del piso. El acusado, al que tenía bloqueado en WhatsApp y Facebook, comenzó a acosarla a las 15.37 horas del día de los hechos. Ambos habían convivido durante cuatro años, hasta que en junio de 2017 decidió dejarlo y trasladarse a vivir con su madre.

El detenido, según su exnovia, se había "obsesionado" con su suegra, a la que acusaba de "malmeter en la relación" con el objetivo de que terminase para que su hija se fuese a vivir con ella porque estaba "sola". Además, la señalaba como "la causante de todos sus problemas", por lo que la amenazó de muerte en varias ocasiones, al igual que a su excompañera sentimental, quien testificó que durante el tiempo que duró la convivencia la agredía "frecuentemente" y que en ocasiones los vecinos alertaron a la policía.

En los primeros emails, el sospechoso, que unos días antes le había comentado que estaba vinculado a la secta Hermanos Satánicos, escribió: "Mis hermanos me dicen que sacrifique y mate a tu madre para que pague por todo lo que ha hecho".