Casi veinte días después de vetar la actividad del marisqueo por altos niveles de toxicidad, la Consellería do Mar levantó ayer el cierre de la ría coruñesa, por lo que los mariscadores podrán volver a faenar. En total no han podido trabajar en lo que va de año 26 días, ya que al último periodo de interrupción, desde el pasado 21 de abril, hay que sumar una semana de cierre cautelar el mismo mes por presencia de toxina lipofílica en el estuario coruñés.

Los últimos controles analíticos realizados por el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) detectaron niveles de toxicidad inferiores a los legalmente establecidos en los moluscos y en las zonas y subzonas de la ría, de manera que la Xunta volvió a permitir la actividad de los mariscadores. El mismo centro había confirmado a mediados del mes pasado que un nivel superior de células lipofílicas obligaba a cerrar la ría por tiempo indefinido, aunque desde la asociación de mariscadores de a pie confiaban en que el paréntesis fuese corto dado que el índice de toxicidad hallado no era demasiado alto.

Manuel Baldomir, portavoz del colectivo, cruzaba ayer los dedos, tras la retirada del veto de la Consellería, por la "buena trayectoria" de la actividad marisquera en los primeros meses del año, que espera que continúe. Por segundo año consecutivo, han sido pocos los días, a estas alturas, en los que la toxina lipofílica ha motivado la paralización del marisqueo en O Burgo. En 2017 fue un mes y una semana entre mayo y junio. Este año, un mes entre abril y mayo, fechas primaverales -junto a los de otoño- en los que los análisis suelen revelar peligrosidad tóxica en los moluscos del estuario.

El cambio de tendencia desde 2017 en los meses iniciales del año puso fin en la ría a una racha de años en los que las biotoxinas provocaban la interrupción de la actividad. Según datos del Intecmar, 2011 y 2015 fueron los años con mayor número de días en los que los mariscadores pudieran faenar, 166 y 108 días respectivamente, si bien en 2009 y 2010 tuvieron que quedarse en casa 24 días cada año por resolución de la Consellería.

La ría coruñesa también se ha librado hasta hora este año, como el anterior, de la contaminación por hidrocarburos en sus aguas, recuerda Baldomir, un problema que limitó mucho el trabajo de los mariscadores en los cuatro años anteriores. Mar siempre ha atribuido esta situación contaminante a diversas causas, algunas relacionadas con las condiciones meteorológicas, aunque el sector siempre ha apuntado a los vertidos a la ría de la compañía petrolífera Repsol desde los muelles portuarios, acusación que han negado tanto la multinacional como el Puerto.

Antes del último cierre de la ría este año, las toxinas lipofílicas fueron la causa de un veto cautelar de la Xunta a comienzos de abril. El veto fue de una semana pero el marisqueo no se pudo practicar dos días.

Las biotoxinas que revelan los análisis químicos suelen ser de tres tipos: lipofílicas, que son las más frecuentes, toxina amnésica y la paralizante. Entre las primeras la más habitual es la diarreica, que causa problemas intestinales y vómitos a quienes consumen los mariscos extraídos de la ría.