"Tener cuatro hijos y no ver nacer a ninguno. Eso es el mar. Mi mujer hizo de madre y de padre", comentaba ayer en la Escuela de Náutica José Manuel, uno de los alumnos que inauguró el edificio situado en el paseo de Ronda, en el curso 1959-1960. "Empecé a estudiar cuando la escuela estaba en Herrerías y cuando llegamos aquí todavía estaban los albañiles y faltaban los zócalos", recordaba el exalumno, quien navegó durante 36 años, parte de ellos como capitán. "Hay una anécdota que pocos saben. Cuando vino Franco a inaugurar la escuela, mandó darle más altura al mármol de las paredes. Por eso se subió", afirmaba un compañero mientras señalaba una de las columnas del inmueble.

En el vestíbulo de la Escuela de Náutica se congregaron ayer antiguos estudiantes para conmemorar el 50 aniversario de la promoción de 1968 de Oficiales de Náutica, Máquinas y Radiotelegrafistas graduados como Marinos Mercantes. En el acto también se rindió homenaje a la viuda del capitán del petrolero Urquiola, hundido en la ría de A Coruña el 12 de mayo de 1976, y a la esposa de Ignacio Ceballos Gandarillas?, capitán del buque mercante Zafir, que se desintegró en el Mediterráneo en el año 2000.

Uno de los asistentes al acto, Segundo López Viqueira, rememoró que navegó con el capitán del Urquiola, Francisco Rodríguez Castelo, en el buque Aralar, de una naviera vasca. "Era una persona muy disciplinada, exigía bastante. Le llamábamos Paquito el alemán por lo disciplinado que era", aseguró, al tiempo que especificaba que en aquella época se dedicaban al transporte de grano desde Estados Unidos a España en unos viajes que duraban más de un mes. López también contó que en el Canal de la Mancha el capitán fallecido pensó que se habían salido de la zona de seguridad y lo abroncó. "Estábamos bien y yo me incomodé. Después de eso, me esperaron él y el jefe de máquinas en el barco para tomar unos buenos vinos en compensación por la bronca que me echó sin razón", recordó sonriente el exalumno de la Escuela de Náutica.

"A muchos nos cuesta reconocernos porque pasaron muchos años. Seguro que hay compañeros a los que me crucé por la calle y no los conocí", indicaba Vicente Yáñez, otro exalumno. Algunos de los exestudiantes de las promociones del 64 y 68 le preguntaron a una profesora cómo es el sistema que siguen ahora los escolares para obtener el título y acceder al mercado laboral. "Nosotros hacíamos bastantes prácticas. Cambió tanto el proceso que no entendimos nada de lo que nos dijo", explicaba Ángel López Vázquez. Su compañero Luis González Velázquez destacaba que "si echas números" los estudios les llevaron más tiempo "que la carrera de cura", pues tardaron "unos diez años".

Ambos recordaban que tenían inglés como asignatura -en aquella época no era habitual- y clases de natación. "Yo me examiné en Riazor", dijo José Manuel, ante lo que otro exalumno respondió: "Nosotros ya en el Club del Mar". Todos coincidían en la "dureza" de trabajar embarcados. "Vivimos en la escuela y salimos con una sapiencia y un título que nos permitió vivir", resumía Vázquez, ante lo que intervino otro exestudiante: "Nos dejó vivir, pero no bien porque navegar hay que navegar. Hay que estar ahí para sabe lo qué es".

El mar, como referencia

El alcalde, Xulio Ferreiro, destacó durante su intervención que el Ayuntamiento cree "fundamental" inculcar en la sociedad "el respeto por el mar y por su cuidado", una tarea para la que es "esencial" que A Coruña cuente con una Escuela de Náutica. En el homenaje también participaron la secretaria xeral Técnica de Mar, María Isabel Conchado; el director general de la Marina Mercante, Rafael Rodríguez; el secretario xeral de la Universidade da Coruña, Carlos Aymerich; y el director de la Escuela de Náutica, Felipe Louzán.