La Policía Nacional detuvo ayer a un hombre en los actos de apoyo al centro social desalojado A Insumisa, dos personas fueron trasladadas a un centro hospitalario y decenas de activistas sufrieron contusiones tras las cargas de la Policía Nacional por la tardecargas .

En el tejado, desde mediodía y hasta la noche, estuvieron dos mujeres, en protesta por el desalojo de A Insumisadesalojo de A Insumisa. A veces, jaleadas y animadas por centenares de sus compañeros desde abajo, la primera hora custodiadas por dos policías locales, otras abrazadas, hablando y con las caras tapadas, observando desde arriba los movimientos de la treintena de agentes que había en la zona, también el trabajo que los operarios del desalojo estaban haciendo en el que había sido su centro de operaciones desde diciembre de 2016 y esperando al mandato de la asamblea que, a última hora de la noche, decidió que bajasen.

Como una barrera humana formaban ayer los 16 agentes de la Policía Nacional y los nueve de la Policía Local que custodiaban la entrada del desalojado Centro Social Okupado A Insumisa sobre las ocho de la tarde. Del otro lado de la puerta, arriba, resistían todavía las dos activistas.

El parte de la tarde fue un detenido, dos heridos trasladados a un centro hospitalario y más de una decena de heridos con contusiones. Y es que, hubo dos cargas policiales, pasadas las ocho de la tarde, que era la hora en la que se había convocado la concentración en apoyo al centro social y otra un poco más tarde, tan solo unos minutos después. Durante horas sonaron consignas como " un, cen, mil centros sociais", " resiste, resiste e okupa" y también insultos a los cuerpos de seguridad del Estado y al Gobierno local por, aseguraban los manifestantes, traicionar su programa electoral, en el que decía que la Policía Local no colaboraría con los desahucios.

El tráfico de la calle apenas estuvo cortado unos minutos -durante toda la tarde y la noche, pudieron circular los autobuses y los coches, algunos, incluso, mostraban su apoyo a la causa tocando el claxon al pasar-. En cuanto los activistas intentaron avanzar con su pancarta, los agentes se pusieron el casco, se subieron a la mediana, dieron unos pasos y cargaron.

Los dos heridos más graves, los que fueron trasladados, recibieron golpes en la cara y tenían brechas por las que sangraban abundantemente. Hasta la zona se trasladaron sanitarios del 061, que atendieron a las víctimas. Hubo una primera carga, una pausa, y, a continuación, otra más en la que incluso los trabajadores de los medios de comunicación recibieron algún que otro empujón.

El otro corte de la calle se registró sobre las 21.30 horas, cuando los agentes de la Policía Nacional hicieron una barrera a la altura de la Hípica para proceder a la detención de un hombre relacionado con las protestas. Algunos de los activistas aseguraron que el joven había abandonado el grupo unos instantes para orinar y que, de camino, los agentes de la Policía Nacional lo habían arrestado y golpeado. Tras la detención, volvió la tensión entre policías y manifestantes, aunque, esta vez, no hubo cargas, solo los pasos previos a los golpes.

A las 22.10 horas los agentes de la Policía Local recibieron refuerzos y entraron en las instalaciones. Dos furgonetas de la Policía Nacional montaron la acera y una hora después, las jóvenes bajaron del tejado por su propio pie, apoyadas, desde la calle, por sus compañeros y recibieron la asistencia jurídica del abogado Antonio Vázquez.

Durante la tarde, también pasó por delante del centro social Fernando Pujalte, con su Lilicleta, en la que pinchó Grândola, vila morena, la canción de la revolución portuguesa por antonomasia y que fue coreada por los activistas, que se sentían ayer defraudados por el desalojo. "Está claro que Marea Atlántica entró en la ratonera que le pusieron desde Fomento y Defensa porque esa licitación de un millón de euros no se habría adjudicado si este edificio no estuviese okupado", decía ayer una de las integrantes del colectivo.