El profesor de Arte Contemporáneo de la facultad de Bellas Artes de Pontevedra Antón Castro es el autor del libro The early Picasso (1891-1895). A portrait by a young artist, que presenta hoy a las 20.00 horas en el MAC. Se trata de un estudio sobre los años de residencia y formación de Pablo Picasso en A Coruña, publicado en inglés por voluntad del editor de libros de arte y el galerista argentino Jaime Eguiguren. Castro reivindica las huellas del pintor en la ciudad, determinantes en todas sus etapas artísticas.

- Retrato de un artista adolescente , como la novela de James Joyce, para referirse a Picasso. ¿Por alguna razón especial este subtítulo?

-El primer Pablo Picasso real que nace como artista es el que nace en A Coruña. De eso estoy convencido, y no soy el único. Escojo este título porque he pretendido radiografiar a un preadolescente que había generado muchas reticencias en la crítica de arte. Muchos críticos de gran prestigio no le daban importancia a lo que pintaba aquel niño. Rubén Ventureira y Elena Pardo han hecho un estudio insuperable de aquella etapa del autor en su obra Picasso Azul y blanco, a mí me interesaba más entrar en la carne del trabajo que hace este primer Picasso y en sus referencias artísticas.

- ¿Qué clase de preadolescente era aquel Picasso?

-Tenía una autoestima muy alta en términos artísticos, como nos ha contado John Berger, a pesar de sufrir un fracaso en los estudios de Bachillerato y abandonar el instituto. Esa autoestima se refuerza en la ciudad. Los estudiosos serios de Picasso, John Richardson y Josep Palau i Fabre, sostienen que sería muy difícil entender a Picasso sin entender al Picasso coruñés. Aquí está el origen de todo en términos estéticos, personales e ideológicos: el Picasso progresista, tal vez radical y republicano por su relación con su mentor Pérez Costales.

- ¿Qué rasgos propios de Galicia y A Coruña adquiere?

-La mirada crítica que hacían los periódicos de la época, el carácter irónico y sarcástico, las segundas intenciones, el humor tan gallego, la visión cáustica de la vida. Cuando sale de A Coruña tiene ya una personalidad forjada.

- ¿Qué resulta más llamativo de su talento precoz?

-Hace explícito su talento en la capacidad de representación, en la técnica. A los 11 o 12 años hace dibujos del natural que solo podría hacer un adulto. En lo que pinta va más allá de lo que vemos, siempre tiene más intenciones y hace gala de una gran capacidad simbólica. Hace una disección sociológica de su entorno y de la sociedad gallega del momento. Tiene conciencia de la libertad por las referencias morales de su familia y sus contactos más cercanos, como Costales.

- ¿Qué raíces de esa etapa adolescente hay en el Picasso adulto?

-Los dibujos de A Coruña son un preludio fundamental de lo que ocurrió a partir de la etapa azul y rosa entre 1901 y 1906. Las bases del cubismo desde 1907 serían inexplicables sin el Picasso coruñés. Yo voy más allá: ese Picasso es el prólogo esencial para entender al Picasso más realista y también al más experimental, el que nace en el cubismo, el que toca el expresionismo y el surrealismo y llega a la bad painting de los primeros años setenta. Todas las mutaciones de registro de Picasso tienen su origen en su etapa de A Coruña, en términos personales y estéticos. Él siempre pensó que sus retratos de Pérez Costales o La niña de los pies descalzos eran superiores a los de las etapas azul y rosa, la época más figurativa con obras que hoy en el mercado sobrepasan los 100 millones de euros.

- ¿Por qué hoy Picasso mantiene un gran aura de genialidad?

-Porque era un mito viviente. Es la historia de la pintura del siglo XX, el siglo de Picasso generado como conciencia mítica. Es vanguardia y mutación, un referente para la gran pintura. Representa el gran triunfo de la pintura y lo oponemos a la antipintura que representa el otro lado más conceptual en el que está Marcel Duchamp. La historia de las vanguardias se representa como un péndulo en el que están estos dos autores.