El abogado José Ramón Sierra, que representa a un acusado de supuestos abusos sexuales sobre una menor en el partido judicial de A Coruña en 2013, ha negado hoy que se haya producido algún "contacto obsceno" antes del inicio del juicio, celebrado a puerta cerrada.

La sección segunda de la Audiencia Provincial de A Coruña ha visto hoy el inicio del proceso que continúa mañana por supuestos por abusos sexuales y tolerancia de la corrupción de una menor, en el que están acusados la madre de la pequeña y un amigo de esta.

El juicio se había suspendido el pasado 17 de abril a causa de la renuncia del abogado defensor de la madre de la víctima.

Momentos antes de la celebración del juicio y en declaraciones a los periodistas, el abogado encargado de la defensa del acusado, José Ramón Sierra, ha reiterado la inocencia de su representado.

Según ha adelantado, este niega los delitos que se le imputan y "se mantiene en la tesis de que no ha habido ningún tipo de contacto obsceno con la menor", lo que quiere demostrar "en el juicio".

Por otra parte, y también antes de que diese comienzo la primera de las dos sesiones previstas, la acusación particular, que representa al padre de la pequeña, ha anunciado que este mantiene los cargos que contra su exesposa y madre de la víctima.

La Fiscalía pide once años y seis meses de prisión para los acusados, que son un hombre y una mujer, por un delito continuado de abusos sexuales, en caso del varón, y para la madre, por cooperadora necesaria.

Alternativamente, en caso de optarse por una condena por delito de tolerancia de corrupción para su hija menor, el fiscal solicita para la madre una pena de seis meses de prisión.

Los hechos por los que se les acusa se remontan a 2013 cuando un matrimonio, con una hija en común, abrió un negocio en el partido judicial de A Coruña y un antiguo amigo, que es quien hoy se ha sentado en el banquillo, les ayudó a llevarlo.

El fiscal mantiene que el acusado consciente de "la afición" que la madre de la menor "tenía por la astrología, las consultas a videntes, la brujería y los temas esotéricos" se aprovechaba de ella para obtener regalos y una cantidad mensual de quinientos euros por la "ayuda" que les prestaba en el comercio, todo ello a espaldas del marido.

Tal y como mantiene la acusación pública, el acusado engañaba a la mujer, desde hacía años, haciéndose pasar por una persona con poderes paranormales "que le habían sido traspasados supuestamente por un chamán ya fallecido".

El procesado comenzó a enviar correos electrónicos a la mujer haciéndose pasar por un brujo de un poblado africano indicándole que se portase bien con el acusado y le concediese todo lo que le solicitase.

Según la Fiscalía, este hombre "había comenzado a sentirse atraído por la menor" y trató de ganar también su confianza y "de embaucarla de un modo parecido al que había empleado con la madre" con el objetivo de llegar a mantener con ella relaciones sexuales.

Según se desprende del escrito de Fiscalía, el acusado hizo creer a la menor que ella era la reencarnación de una diosa mitológica y que él era su esposo.

Comenzó a enviar correos a la menor haciéndose pasar por dicha diosa con el fin de que la niña tuviese una imagen idealizada de él.

El Ministerio público mantiene que la madre no solo no puso ningún obstáculo al acercamiento amistoso y sentimental que observaba entre su hija y el hombre sino que lo "fomentó", obligando a la menor a acudir a la tienda a estar con él "incluso cuando a la niña no le apetecía".

El relato de acusación indica que "llegado el momento en que la menor estaba casi persuadida para empezar a mantener relaciones íntimas" con el acusado, el hombre comenzó a escribirle consejos sobre el modo en que debían desarrollarse esos encuentros.

La menor, temiendo "calamidades" para su familia y el negocio que "la supuesta diosa le había anunciado en caso de romper vínculos con el acusado", se sometía a la voluntad de este.

Finalmente, el padre de la víctima descubrió los correos electrónicos que tanto madre e hija habían intercambiado con el acusado, llegando así a averiguar "todas las manipulaciones de las que había sido víctima la menor".

La Fiscalía mantiene que la mujer "obligada por dicho descubrimiento, y a fin de aparentar ante las autoridades que había sido completamente manejada" y que no había sospechado nunca de los contactos sexuales entre su hija y el acusado, acompañó a su esposo a interponer la denuncia.