El día en el que presuntamente mató a su suegra y raptó a su hija de 21 meses, J. M. M. C., de 43 años, escribió decenas de correos electrónicos a su excompañera sentimental amenazándola de muerte, tanto a ella como a la fallecida. El procesado, tal y como testificó su expareja, culpaba a su suegra, de 73 años, de la ruptura de su relación. Ambos habían convivido durante cuatro años, hasta que en junio de 2017 decidió dejarlo y trasladarse a vivir con su madre a Monte Alto.

En los meses previos a que el cadáver de la mujer fuese encontrado por su hija tendido en el suelo de su vivienda de la calle Gerión, el pasado 20 de agosto, el imputado envió mensajes intimidantes que figuran en el sumario del caso. "Si tengo que subir o ir a buscar a los niños a esa casa, seguramente presencien cómo se le da muerte a un animal viejo y rabioso", escribió un mes antes. Tan solo unas horas después de estar en casa de su suegra y dejarla en el suelo ensangrentada, le envió a su expareja un correo en el que se podía leer: "Ya sabes que no soy como la Esteban, yo por mi hija mato de verdad".

En los primeros emails, el sospechoso, que unos días antes le había comentado a su excompañera sentimental que estaba vinculado a la secta Hermanos Satánicos, escribió: "Mis hermanos me dicen que sacrifique y mate a tu madre para que pague por todo lo que ha hecho". En ese mismo correo expresaba "cosas sin sentido", según aseguró y mostró la víctima a los agentes que le tomaron declaración. Unos cuarenta y cinco minutos antes, sobre las 14.30 horas, le había enviado una fotografía "de lo que parecía un lagarto destripado". El imputado admitió haber tomado esa imagen y justificó: "Era una de sus mascotas favoritas y como ella me atacó, lo pisé y reventó. Por eso le mandé la foto".

Sobre los correos y mensajes intimidantes, alegó que es "un enfermo psiquiátrico" y que el día de los hechos estaba "muy rabioso" porque desconocía qué le había pasado a su suegra. El sospechoso defiende que solo le dio un empujón a la fallecida porque trataba de evitar que viese a su hija. Así, asegura que la dejó tendida sobre el suelo de su casa porque desconocía que las heridas fuesen graves, algo que contrasta con la autopsia, que evidencia múltiples lesiones en todo el cuerpo y que concluye que murió estrangulada. El sospechoso insiste en que padece problemas psiquiátricos, de los que está a tratamiento desde hace años por especialistas de la sanidad pública. El día de los hechos, según su versión, había tomado la medicación e ingerido alcohol.

El investigado no explicó por qué durante la inspección ocular detectaron restos de sangre en diferentes estancias del piso ni dio una versión lógica para justificar las lesiones que presentaba cuando fue detenido. Fuentes policiales indican que tenía heridas en los nudillos, en un dedo del pie y en un hombro. El acusado sostuvo que las lesiones que presentaba en el brazo se las había hecho mordiéndose a él mismo cuando le faltaba medicación y sufrió una crisis, mientras que la herida que tenía en el dedo del pie aseguró que se la produjo dándole una patada a su perro por haber hecho sus necesidades en el pasillo.

La juez instructora indica que tras analizar las pruebas documentales y testificales al procesado se le puede atribuir "de forma racional" la comisión de un delito de homicidio, "delito que sin duda ha cometido en presencia de la menor de 21 meses". La titular del Juzgado de Instrucción número 7 también apunta que el detenido pudo haber "protagonizado múltiples episodios de agresión física y psíquica" respecto a su expareja. De hecho, ya fue condenado por un delito de violencia de género contra ella.