En su tercer año completo de implantación, los policías del programa municipal Agente Tutor intervinieron en 48 casos de agresiones y acoso físico o a través de redes sociales en los colegios de Primaria y Secundaria de la ciudad. Estas situaciones constituyen uno de los peligros a los que hoy en día se exponen los escolares de entre 9 y 16 años y que más preocupan a la comunidad educativa, como reconocen directores de centros de enseñanza coruñeses. Pero no son los casos únicos, ni tampoco los más numerosos, a los que se enfrentan los docentes y los agentes que desde finales de 2014 colaboran para prevenir riesgos entre menores escolarizados, según recoge la memoria anual de la Policía Local.

En 2017 también hubo que intervenir en 82 casos con menores en riesgo de exclusión, 79 de absentismo escolar, 46 de consumo de drogas o sustancias estupefacientes, 22 conflictos escolares, trece conflictos familiares, once utilizaciones de arma blanca, siete casos de daños, seis de hurtos o robos y tres peleas o quedadas para participar en ellas, además de otras 165 situaciones de conflicto que motivaron la apertura de diligencias, hasta 418 en total a lo lardo del año. De esta cantidad, 302, el 72%, terminaron en denuncia o informe policial, 51 en acta, 33 en informe judicial y 32 en atestado.

Los agentes tutor colaboran con distintos centros educativos de la ciudad que, además de contar con sus propias iniciativas para la prevención del acoso escolar, recurren al programa del 092 para hacer frente a anomalías de carácter violento o conflictivo en el comportamiento de sus alumnos, generalmente manifestadas en el exterior del recinto. Los policías actúan de forma preventiva vigilando los colegios de incógnito, controlando a menores problemáticos, reconociendo sus acciones, investigando las circunstancias y procediendo, según el caso, a informar al centro y a las familias, requisar objetos y conducir a los jóvenes a las aulas o a sus hogares. La mayor parte de las diligencias abiertas del Agente Tutor el año pasado, 164, fueron dirigidas al área municipal de Xustiza Social; otras, en menor número, tuvieron como destino la Subdelegación del Gobierno (63), la Fiscalía de Menores (41) y los juzgados (11), mientras que 80 informes fueron archivados, generalmente por la resolución de conflictos. En los 418 casos se vieron implicados 459 escolares, de los que 243 fueron varones y 216 mujeres.

Directores y docentes de colegios coruñeses consultados por LA OPINIÓN ensalzan el apoyo que supone el programa municipal como complemento, con charlas, actividades, asesoramiento legal y acciones de control, a sus propios métodos: desde planes de acción tutorial a servicios de mediación, aulas de convivencia o iniciativas importadas de otros países que tienen como fin evitar y detener el choque de fuerzas entre compañeros y las situaciones de acoso.

Los educadores miran especialmente hacia "el mal uso de las redes sociales y de los teléfonos móviles" para encontrar el origen de estos casos no deseados de agresiones o acosos físicos o virtuales en el ámbito escolar. También lo perciben en conflictos étnicos, insultos y el sexo, tanto la difusión de actos por medios tecnológicos como problemas de identidad sexual.

"Los niños de 12 años no son conscientes del buen uso que se le puede dar a una herramienta de provecho como el teléfono móvil, sobre todo si a través de las redes difunden mensajes y contenidos que pueden hacer daño a otros compañeros y que son fuente de muchos conflictos", comenta el director del IES Rafael Puga Ramón, Pablo González. Más cauteloso es Marcos Díaz, director del Hogar de Santa Margarita: "Al móvil se le puede dar un buen uso pedagógico, pero lamentablemente los menores lo utilizan mal por falta de información y por no saber o querer dar importancia a sus riesgos. Es una pena que en las charlas se les insista a los padres que sus hijos no tienen la edad adecuada para tener un teléfono o para entrar en las redes sociales y aun así se los compren".

El uso de los móviles en las colegios no está regulado en España, son los centros los que deciden si los permiten o no a los alumnos. En A Coruña hay alguno que los prohíbe y confisca cuando los estudiantes los utilizan a escondidas o de forma visible, para después devolvérselos a sus familias.

Estos colegios coruñeses apuestan por desarrollar programas o recursos propios en los que los niños mismos, supervisados por adultos, median para resolver conflictos de todo tipo entre alumnos y encontrar respuestas inmediatas. "Se trata de lograr un clima de calma para arreglar un problema, desde una disputa sencilla hasta un caso de acoso. Se enseña a los niños a intervenir", explica Díaz respecto al Servicio de Mediación del Hogar. "El Plan de Acción Tutorial desarrolla charlas y talleres para menores sobre temas como el alcohol, las drogas o el sexo, con presencia de especialistas y policías y celebración de campañas y concursos", cuenta González sobre la actividad en el Puga Ramón.

El CEIP San Francisco Javier aplica desde este año una iniciativa parecida, la Tutoría entre Iguales (TEI), que convierte a alumnos de 5º de Primaria en ocasionales hermanos mayores de estudiantes de tercer curso. Diálogos, charlas, juegos y actividades entre ellos sirven para crear una atmósfera saludable en el entorno escolar que impida cualquier asomo de bullying entre chavales. "Es una iniciativa que ayuda a reforzar la cultura de la convivencia y la prevención, con niños que ejercen como tutores sensibilizados en la educación de sus compañeros", señala el director del centro, Emilio Veiga.

El programa KiVa, originario de la Universidad de Turku, en Finlandia, e implantado en una decena de países, es otra de estas medidas preventivas, y lo desarrollan el Liceo La Paz y el colegio Santo Domingo. "Tenemos profesionales formados en el método que velan por el bienestar de los alumnos. Para que tenga éxito consideramos clave la participación y cooperación de toda nuestra comunidad educativa", proclama Javier Fernández, coordinador de Bachillerato del Liceo, quien alerta del "agravante" uso masivo de las redes sociales. En su colegio alumnos que no son víctimas ni acosadores ayudan con tutorías a quienes sí sufren bullying a desarrollar habilidades de comunicación, a defenderse del acoso y a abrir más sus emociones.