De la última visita del presidente -ahora saliente- de AENA, Jaime García-Legaz, nos quedamos con que A Coruña sería la ciudad con la menor inversión de los tres aeropuertos gallegos pese a sus cifras crecientes mes a mes, año a año. Nos contaron que no era necesario invertir porque la llegada de la alta velocidad ferroviaria tiraría abajo nuestro aeropuerto -sí, el nuestro sería el peor parado-. Luego nos mostraron un plan director donde una terminal que se inauguró a finales de 1995 para un máximo de 700.000 pasajeros, ya va casi en 1,2 millones y, con pequeñas ñapas para AENA debería soportar sin problema el tránsito de 1,6 millones.

En definitiva, una serie de despropósitos que tratan una vez más de no aportar a los que habitamos en esta parte de Galicia lo que a otros se otorga casi sin pedirlo. Pero si durante años tuvimos que oír que Oporto era la amenaza -el tiempo y los datos se encargaron de demostrar que no para Alvedro- ahora el argumento agorero es la llegada de la Alta Velocidad. A continuación enumeramos por qué Alvedro no caerá en picado con los trenes rápidos y por qué sigue siendo urgente pensar ya en una gran terminal que soporte sin problemas la década de los años 20 sino queremos estar como sardinas en lata.

El aeropuerto de Alvedro, desde su nacimiento en 1963, ha tenido que desbordar siempre sus previsiones de crecimiento para lograr inversiones ganadas a pulso. Galicia, uno de los territorios más periféricos no solo de España sino de Europa, cuenta con diferentes aeropuertos para que los gallegos seamos tan competitivos como el resto de habitantes del Estado. De ello depende nuestro tejido social y económico, y eso es algo incontestable.

Si nosotros tenemos tres, cuatro si hablamos de eurorregión, hay muchos que desconocen que comunidades más ricas y menos periféricas como Euskadi o Cataluña tiene los mismos o incluso más y desde luego no plantean dejar de contar con ellos. Lo nuestro es más de pegarse tiros en el pie. El cierre de aeropuertos por el ahorro que supondría al contribuyente es un tópico muchas veces repetido por desconocimiento. Primero porque no destinar euros a esa "inversión" automáticamente ¿supondría dedicarla a otra en Galicia? No. Y porque AENA es una entidad semiprivatizada cuyos beneficios durante el año pasado alcanzaron los 1.232 millones de euros y por tanto una entidad que se autogestiona y a la que Alvedro pone también su granito de arena por ser la terminal que mejor balance económico viene obteniendo ejercicio tras ejercicio.

Este es el panorama de la llegada de la alta velocidad que no será inminente y ocurrirá, en el mejor de los casos, en 2020. Entrará por Ourense con una solución temporal de "baja velocidad" para no dilatar más aún los plazos siempre incumplidos. Eso hace que el "problema" alta velocidad esté por lo menos a 24 meses de nosotros o más.

Pero ¿qué ocurrirá entonces? Los trenes ¿harán A Coruña-Madrid en tres horas? No. Porque el trayecto entre Ourense y la capital coruñesa tiene aún ancho ibérico y a día de hoy, sólo puede soportar trenes que permitan cambio de ancho de vía y únicamente los actuales Alvia de Renfe pueden. Estos trenes tienen una velocidad máxima comercial de 250 kilómetros por hora pero el trayecto ha de esperar a contar con el famoso Ertms en todo su trayecto para conseguir esa velocidad. Mientras, será de 200 como hoy en día en los tramos que lo permiten y por tanto el tren podrá rondar las cuatro horas en llegar a destino.

Si avanzamos en el tiempo, los únicos trenes que podrían realmente sustituir a los actuales pensando en lo que conocemos como AVE, serán los novísimos Talgo Avril. La compañía vasca tiene previsto entregar su primer lote de ocho composiciones en torno a 2020? pero para circular en corredores ya consolidados. Nosotros iríamos en el segundo lote ¿quizá un par o tres años más tarde? Esos trenes sí podrían cambiar de ancho y llegar a una velocidad máxima de 330 kilómetros por hora. Ya estamos en 2023. Alvedro creciendo al ritmo de los últimos años ya estaría en el tope máximo señalado por el inconsistente plan de AENA. Seríamos 1,6 millones viajando desde la misma terminal de 1995.

En ese horizonte de cinco años y con la vista puesta en los años 20, es muy posible que Ourense y su entorno, con un tren que en 2023 los acerque a Madrid en algo más de dos horas, desaparezca virtualmente del mapa aeroportuario gallego. ¿Sería Alvedro el aeropuerto más afectado por la llegada de la alta velocidad? No. Con bastante certeza lo serían los dos más próximos a Ourense, parece lógico incluso afectando a zonas del norte de Portugal pero no a la Galicia del norte.

Madrid quedará por tanto una hora más lejos de Madrid que para un ourensano y unos 25 minutos más que para alguien de Compostela. Este tiempo menos competitivo en viaje hará sin duda que entre Lavacolla y Alvedro, todos imaginemos quien sentirá más la presión de esos trenes rápidos en sus respectivas áreas de población.

A Coruña movió el pasado año 617.305 pasajeros a Madrid, la ruta con mayor tráfico de toda Galicia. Según los cálculos de la consultora Airia este destino por la incidencia de la alta velocidad caería un 47% y eso supondría redondeando unos 300.000 pasajeros. Hasta aquí bien si todos los pasajeros de la ruta a Madrid fueran destino Madrid, punto a punto, pero no es así. La situación periférica de A Coruña, la falta de destinos directos -otros aeropuertos tienen muchas rutas-, y el potente tejido empresarial internacionalizado del área coruñesa pone de manifiesto que en torno al 45% de los vuelos con destino Madrid no tienen en la capital su punto y final, y por tanto no son susceptibles de sustitución por la alta velocidad. Con este análisis estadístico pormenorizado del pasaje en la ruta a Madrid, el horizonte de caída de tráfico no sólo es el menor de los tres aeropuertos gallegos, redondeando, entre 150.000 y 200.000 pasajeros, sino que a la vuelta de cinco años, con el AVE surcando Galicia, Alvedro alcanzaría una cifra de pasaje que hoy sería récord histórico absoluto, más de 1,4 millones de pasajeros. ¡Que viene el AVE! ¿Y qué?