La noche de San Juan se tornó en día. El buen tiempo llenó las playas de Riazor y Orzán desde primera hora de la mañana y algunas sardiñadas y churrascadas se adelantaron al mediodía. La parcelaria este año comenzó casi al amanecer. A las once de la mañana los dos arenales ya estaban prácticamente repletos de zonas acotadas por jóvenes, la mayoría utilizaron cintas y, los menos preparados, lo intentaron con ropa, mochilas y zapatos. Los bañistas, como todos los años, vieron con reparo como la arena estaba totalmente delimitada. No les quedó más remedio que adentrarse en las parcelas de los jóvenes o estirar sus toallas cerca del mar.

Vigilantes de seguridad privada y agentes de la Policía Local controlaron la zona desde primera hora e impidieron que bajasen a los arenales madera tratada -pintada, barnizada o con relieves-, palés o vidrio. El Concello comenzó el reparto de madera preparada y sin puntas a las 19.00 horas. En la zona de recogida se formaron grandes colas. Al mismo tiempo, empezaban a prender las brasas en las parrilladas de la mayoría de locales de hostelería. Los vecinos ya habían cerrado sus ventanas desde primera hora de la tarde, cuando el olor de las primeras sardinas empezaba a anunciar el solsticio de verano. Pasadas las doce, tras la quema de la falla en la playa de Riazor, se hizo la luz en los arenales coruñeses. En el paseo, en Riazor y Orzán había 120.000 personas, según el Concello, y 50.000 en otras zonas de la ciudad.

El fuego devoró los malos recuerdos y dio paso a la noche más meiga, una de las más concurridas de los últimos años por las altas temperaturas que se registraron. Las fiestas de Riazor, la de la finca de Os Mariños y la de la playa de As Lapas, que se prolongó hasta el amanecer, fueron las más concurridas.