Los problemas técnicos que aquejan a la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Bens desde su inauguración en 2011 persisten a pesar del paso de los años y de las actuaciones desarrolladas para corregirlos. El último informe elaborado por Augas de Galicia sobre la actividad de la planta, llevado a cabo entre enero y mayo de este año y comunicado el 21 de junio a los ayuntamientos que la gestionan, revela que continúa produciéndose la entrada de agua marina en la red de saneamiento que ya mencionaba el anterior documento, datado en abril de 2017 y adelantado en los últimos días por este periódico.

La presencia de la sal en las aguas tratadas por la depuradora tiene efectos perjudiciales para sus instalaciones, según refleja el informe, que destaca que se está "reduciendo la vida útil de los equipos" porque no están diseñados para la alta salinidad existente. Según el documento, esta situación produce un "incremento considerable de los costes de mantenimiento y conservación".

Para los técnicos autores de esta inspección, es necesario evitar los "puntos de infiltración de aguas marinas" en la red de saneamiento, para lo que propone la instalación de algún elemento que lo impida en el aliviadero de los túneles de Riazor y Pasaxe-Elviña. Cuando la altura de la marea supera una cota determinada, penetra hacia el interior de ambos túneles y circula por las conducciones hasta llegar a la depuradora de Bens, por lo que el informe plantea a los responsables de la planta que presenten una programación de las obras necesarias para evitar este grave problema. El Concello ultima un proyecto en el colector de Riazor para tratar de paliar esta situación. Costaría 400.000 euros y pretende que se financie con el fondo para inversiones procedente del superávit, aún por pactar con los socialistas coruñeses.

Pero los daños del agua salada no se limitan a la maquinaria de depuración, ya que también afectan a los propios procesos que se desarrollan en el complejo, según advierte el trabajo encargado por Augas de Galicia, en el que se detalla que el agua marina "está condicionando el funcionamiento y la explotación de la instalación. El principal problema que causa la sal en este campo es que todos los vertidos para pasan por la depuradora no pueden ser sometidos a tratamiento biológico, ya que cuando se detecta que la salinidad supera los límites establecidos, se desvía el caudal, de acuerdo con la legislación vigente. Este tratamiento consiste en la utilización de bacterias para la transformación en minerales de la materia orgánica que continúa en el agua tras los primeros cribados que se efectúan.

De las ocho revisiones realizadas por los técnicos en la depuradora durante los cinco primeros meses del año, en tres de ellas se comprobó que no se aplicaba el tratamiento biológico a causa de la excesiva salinidad del agua llegada a Bens. A esto hay que añadir que el agua salada perjudica a las tareas de desinfección, digestión y deshidratación de lodos.

A pesar de estos importantes defectos, el informe de Augas de Galicia califica de "aceptable" la calidad global de la depuradora de Bens, ya que en las ocho muestras tomadas se cumplen las exigencias de la directiva de la Unión Europea sobre estas instalaciones. Pero el mismo documento advierte de que el equipo de desinfección de la planta tiene un "rendimiento insuficiente" y considera "imprescindible" para el buen funcionamiento de la EDAR la eliminación de los puntos de entrada del agua marina en la red de saneamiento.

Los problemas que sufre otra de las instalaciones de la depuradora, el emisario que transporta el agua depurada hasta mar adentro, obligaron a la planta a verter directamente a la costa durante la semana pasada para reparar las compuertas que regulan la salida de los vertidos, aunque el Concello informó que esta actuación no sería contaminante debido a que el líquido evacuado ya había sido depurado.