Estoy aquí, gritó enseguida Shakira para encender al público que la esperaba anoche en el Coliseum de A Coruña, 9.000 espectadores ansiosos de cantar y bailar con Shakira que se entregaron tanto como la artista colombiana sobre el escenario. Así, con este clásico suyo que la convirtió en estrella hace más de una década, arrancó el concierto que la trajo de nuevo a la ciudad, siete años después de su última visita y siete meses después de que tuviera que anular su actuación en A Coruña y las de su gira por una hemorragia en las cuerdas vocalesA Coruña. Deuda saldada. Existen los milagros.

"Estos meses previos a la gira han sido los más duros de mi vida. Pensé que no volvería a cantar frente a ustedes. Pero los milagros existen". Shakira conquistó a sus seguidores coruñeses nada más aparecer ("Boas noites, Coruña") y les premió con un vibrante espectáculoShakira Coruña. En constante movimiento, con inagotable energía, ofreció baile y besos, canciones nuevas y temas viejos, ritmos agitados y piezas más pausadas, mensajes solidarios y homenajes familiares, espectaculares vestidos, derroche de voz y el movimiento eléctrico de sus caderas. A su espalda y a sus lados, imágenes proyectadas de ella en todas las edades, montajes audiovisuales con Nicky Jam y Alejandro Sanz, fuego y fuegos artificiales, confeti.

Su repertorio, infalible. La sucesión de canciones, la mayoría éxitos, deparó varios momentos que subieron la temperatura del Coliseum. Como al cantar Loba, para la que pidió el aullido de las mujeres. O al bailar la danza del vientre en la interpretación de Suerte. O cuando le llegó el turno a Rabiosa. O al recrearse en la ardiente La tortura y Waka Waka hacia el final de la velada. Un tema tras otro hasta alcanzar la locura colectiva con Hips don't lie y La bicicleta.

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Shakira en A Coruña: concierto en el Coliseum

Poco antes del cierre, Shakira, protegida por mucho músculo, bajó del escenario y compartió en el foso el calor del público al que acercó sus manos entre camisetas y banderas de Colombia. El recinto era ya un hervidero de devoción hacia ella, con los espectadores sorprendidos por esa muestra de cercanía inhabitual. "Muchas gracias a todos por una noche inolvidable. Me han hecho muy bien". Y al público también. Emotiva despedida tras hora y media de satisfecha excitación.