Federico Mosquera, pianista y compositor coruñés, está realizando una carrera espléndida; cada estreno de una obra suya muestra la positiva evolución de su técnica compositiva. Su música tiene la rara virtud de cautivar al público con un lenguaje actual. La obra concertante que encargaron y estrenaron el Quinteto InVento y la Orquesta Gaos resulta una buena muestra de esta singular característica que es patrimonio de muy pocos. Con una orquesta de arcos, un arpa y dos percusionistas más el quinteto solista, Federico compone una obra en cuatro tiempos que aúna la variedad de la inspiración (misterioso primer tiempo; desarrollo de un motivo en el segundo; fascinante, desolado lirismo en el tercero -Shostakovich no se halla lejos-; y brillante final con cierto aire de marcha) con la unidad que se deriva de la mención de los diversos motivos en el último movimiento. Obra madura y atractiva, con dimensiones razonables (18 minutos, que se hacen cortos), se escucha con interés y agrado. Fue muy bien interpretada por el quinteto y la orquesta, bajo la dirección de Briones.

El público expresó un auténtico entusiasmo y el autor saludó desde el palco escénico. El Quinteto Invento ofreció un bonito bis que fue muy aplaudido: la versión de un tango argentino, El porsche negro, del brasileiro Julio Medaglia. Las dos obras que completaron el acto musical constituyen un verdadero reto; una y otra requieren verdadero virtuosismo instrumental. La Orquesta Gaos tocó con solo cuatro violas y seis violonchelos, lo cual significa una limitación demasiado importante para abordar semejante repertorio. Con todo, merced a la calidad de los instrumentistas a nivel individual y al gran trabajo del conjunto, se lograron sendas dignas versiones que fueron largamente aplaudidas.