Como "pacífico" y "simbólico" describen los nueve activistas, muchos de ellos militantes y miembros del BNG, la ocupación de la Casa Cornide que llevaron a cabo el pasado 27 de septiembre. Por esta razón, califican de "injusta" la denuncia que presentó contra ellos un sobrino nieto de Francisco Franco que les sentará en el banquillo del juzgado de Instrucción número 4 el próximo día 18.

Ante el inmueble situado en la Ciudad Vieja, comparecieron ayer los denunciados para afirmar, en boca de uno de ellos, el secretario de Organización nacionalista, Bieito Lobeira, que la demanda "carece de fundamento" y tachar de "paradójico" que el juicio se celebre en el día que se cumple el aniversario del golpe de Estado orquestado en 1936 por el dictador. "A estas alturas, en 2018, tienen que terminar los privilegios de la familia Franco", reclamó Carolina Fernández, una de las demandadas, que continúa exigiendo, tal como hicieron con el acto simbólico, la devolución de este edificio a manos públicas. Los activistas defienden que todas las acciones de este tipo que se desarrollen forman parte de una "lucha justa y necesaria" para que todo el patrimonio perteneciente a la familia del dictador sea entregado a administraciones públicas.

Por su parte, el BNG manifestó ayer su "total apoyo" a los nueve acusados y mostró su confianza en que esta denuncia "no tenga recorrido" y se resuelva "con prontitud y contundencia" ya que, añadió la formación nacionalista en un comunicado, el acto solo pretendía "defender la dignidad del pueblo gallego".

La coincidencia de la fecha de la vista con la del golpe de Estado también fue también valorada por los nacionalistas, que consideran que "hace aún más evidente la anomalía democrática y el esperpento que supone que, cuarenta años después de la muerte del dictador, siga siendo necesario luchar contra el franquismo".

Los hechos por los que serán juzgados los nueve activistas sucedieron el 27 de septiembre de 2017 cuando, por la mañana, se encaramaron al balcón de la facha principal del edificio, situado en la calle Damas, en el casco histórico de la ciudad. Desde allí, reclamaron la devolución del inmueble histórico a manos públicas mientras frente a él, a pocos metros de la Colegiata de Santa María, una decena de simpatizantes del BNG con banderas nacionalistas y pancartas apoyaban la ocupación simbólica. Otra pancarta, en el propio balcón y colocada por los activistas, rezaba Que nos devolvan o roubado. Franquismo nunca máis.

Una hora después de comenzar el acto simbólico, agentes de la Policía Nacional pusieron fin al mismo reclamando a los activistas que bajaran de la estructura. Estos aún tardaron una hora en abandonar el inmueble y lo hicieron entre aplausos de los manifestantes. Ya abajo fueron identificados por los trabajadores del 091, que también requisaron la pancarta.