Las rebajas en el comercio ya no son lo que eran. Perviven y se multiplican, adelantan unos días su comienzo con respecto a la fecha tradicional y se extienden a varios periodos a lo largo del año sin dejar de atraer a clientes, coinciden representantes del pequeño comercio y de las grandes superficies en A Coruña. Pero también están de acuerdo en admitir que, debido a los cambios en el propio sector y en los hábitos generales de consumo, la expectación por sus promociones ha decrecido por saturación y que las colas de compradores ante las puertas de una tienda o de un centro comercial el primer día de descuentos para no dejar escapar los productos más atractivos son hoy una imagen de otro tiempo.

No tan lejano en realidad: desde la liberalización de los periodos de rebajas aprobada por el Gobierno a mediados de 2012, cuando el comerciante gozó de la libertad para elegir, más allá de las dos épocas estacionales de invierno y verano, otros periodos de interés comercial en los que rebajar los precios de sus mercancías. La modificación normativa desvirtuó, como de hecho venía haciendo en los años anteriores con la proliferación de grandes áreas comerciales en el casco urbano y en las afueras, el verdadero sentido de las rebajas y "descolocó y descontroló al consumidor", creen los profesionales.

Esta evolución ha recrudecido el tradicional enfrentamiento entre el pequeño y el gran comercio, entre las tiendas de proximidad y las cadenas de negocio. "Las rebajas son un tentáculo más del sistema. Es marketing. Su sentido ya no es liberar el stock y obtener con ello un pequeño beneficio, sino quitarle el dinero al consumidor e ingresar más. Las grandes marcas hacen lo que les da la gana con los precios y los compradores aceptan, mientras los pequeños vamos detrás y nos quedamos con los restos", se queja Antonio Amor, presidente de los comerciantes de Zona Obelisco.

"Vivimos en un descuento constante en el que nos fastidiamos unos a otros en el sector y loqueamos al consumidor, que en el fondo no sabe si está comprando bien o mal", coincide José Manuel Castro, portavoz de los comerciantes de la calle Barcelona. "Los pequeños somos peces que recogemos las migajas del gran bocado del tiburón. No estamos en condiciones de abrir los 365 días del año ni contratar tanto personal ni disponer de tantas provisiones", añade. "Ahora las tiendas grandes compran para vender directamente en rebajas y hacer campaña de promoción cuando les apetece. Eso destroza a la tienda pequeña o la hace desaparecer porque ya no vende saldos", lamenta con un tono de hartazgo y resignación Belén Chaver, representante de Distrito Picasso.

Adolfo López, contrario a los privilegios recientes del libre comercio de los que se beneficia el sector de las cadenas, defiende la "regularización de las rebajas con la intervención del Gobierno" y el regreso a los dos periodos tradicionales de reducción de precios, a partir del 7 de enero y del 1 de julio. El presidente de la Federación Unión Comercio Coruñesa (FUCC) reflexiona además sobre el daño que sufre el sector tradicional: "Las rebajas van en detrimento del resto de la temporada y su abuso de fechas, que si black friday, que si semana fantástica, que si días de oro?, no da prestigio al pequeño comercio y lo perjudica".

Las leyes del comercio en Galicia, como en Cataluña, son algo más proteccionistas con el pequeño negocio, pero dejan en manos de sus responsables la fijación de los periodos de rebaja. Los establecimientos comerciales de la comunidad los establecerán del 7 de enero al 7 de abril para la temporada de invierno y del 1 de julio al 30 de septiembre para la de verano. "La duración de cada período continuo de rebajas será como mínimo de una semana y como máximo de dos meses, de acuerdo con la decisión de cada comerciante", señala la normativa de comercio interior de Galicia. La ley estatal incluso permite introducir en el catálogo para las rebajas artículos destinados exclusivamente para los descuentos, llevar años acumulados en la tienda o haber estado en promoción una semana antes de aparecer a un precio reducido.

La transformación progresiva de las rebajas es mejor aceptada por las grandes superficies comerciales, que acogen en sus edificios precisamente a los negocios con más peso y poder para establecer cuándo y de qué manera comercializar sus productos más baratos y condicionar con ello la respuesta de los pequeños comerciantes. En su perspectiva cabe también un llamamiento a que las campañas tengan enfoques adecuados para no saturar al consumidor.

"Aunque hoy la rebaja no se concibe como en su origen, es un concepto positivo que transmite una idea de bienestar y las cadenas hacemos esfuerzos por promover esa felicidad. Yo veo hambre promocional en los clientes, pero creo que las promociones tienen que estar bien definidas porque el efecto llamada se está difuminando en la actualidad. Nos equivocamos si solo basamos el éxito de una campaña de rebajas en las ventas", cree Jessica Fonticiella, la gerente de Espacio Coruña.

Ana López, responsable de Marineda City, encuentra en "la mayor oferta" y en la "fuerte competencia" actual la explicación a la amplitud que alcanzan hoy los periodos de rebajas o promociones especiales que promueven las marcas. "Que ya no haya colas como antes no quiere decir que la gente no vaya a comprar en las rebajas. Existe una cultura de rebajas y el consumidor no espera. El excedente de las cadenas mueve mucha variedad de productos y tallas. Creo que no se va a perder la parte social de ir a comprar en las rebajas", comenta.

Otro enfoque a la evolución que han tenido las rebajas en los últimos años lo aportan los representantes de los trabajadores, que dirigen sus críticas al exceso de actividad en estos periodos especiales y al deterioro del empleo. "Las campañas de rebajas crean una sensación de demanda que en realidad no existe. Los grandes se comen a los pequeños, que tienen menos capacidad para competir, y los puestos de trabajo que crean conllevan altas exigencias y racanean horas", protesta Roberto Pérez Vila, responsable de Comercio del sindicato CIG.

Juan Zas, de Acción Sindical de Comisiones Obreras, denuncia el exceso de horas de trabajo que se produce en rebajas, que afecta principalmente a empleos desempeñados por mujeres: "La reforma laboral permite que a determinados trabajadores con contratos parciales se les sumen horas complementarias que luego ni se computan ni consolidan".

Galicia es la tercera comunidad, por detrás de Aragón y Murcia, que más incrementará este año las contrataciones vinculadas a los periodos de rebajas, en un 16%, según refleja un estudio de la empresa de gestión de recursos humanos Adecco. La autonomía que más empleos creará será Cataluña con 35.000; Galicia, 8.400, con dependientes, comerciales, teleoperadores, cajeros y mozos de almacén como perfiles más buscados.