Dos años y medio después de que el Ministerio de Defensa vallara sus tres solares de A Maestranza para llevar a cabo su enajenación, este departamento estatal ha recibido la primera oferta por los dos que aún permanecen dentro de la operación, ya que uno ha sido excluido por el momento. Aunque el ministerio ha recibido ya del interesado en la adquisición el depósito del 5% del valor de cada uno de los terrenos que fue fijado para el procedimiento de venta directa, todavía queda un largo proceso para tomar la decisión de efectuar la venta, que puede demorarse incluso durante meses, según advirtió la Delegación del Gobierno en Galicia.

La ubicación de las parcelas, de 5.315 metros cuadrados, en una zona que estuvo ocupada en el pasado por las defensas de la ciudad condiciona de forma decisiva esta iniciativa, hasta el punto de que la finca excluida de la venta es la que tiene un mayor riesgo de aparición de restos arqueológicos, aunque también es posible que sean hallados en las otras dos. Esto, junto con la elevada tasación que según el sector inmobiliario hizo Defensa de los terrenos (24,8 millones), llevó a que las dos subastas convocadas para ponerlas a la venta quedaran desiertas, a pesar de las vistas que poseen sobre la ría coruñesa y de que entre las tres parcelas puedan levantarse en torno a 290 viviendas en los límites de la Ciudad Vieja.

Las tres fincas fueron incluidas en el convenio de 1984 entre el Ayuntamiento y el Ministerio de Defensa acerca de las propiedades militares en la ciudad, varias de las cuales pasaron a manos municipales, mientras que otras fueron recalificadas para su venta. Las de A Maestranza permanecieron desocupadas durante años y fueron utilizadas de forma provisional como aparcamiento por los vecinos de la Ciudad Vieja, hasta que en enero de 2016 fomentó impidió el acceso a ellas al convocar la primera subasta.

Pero en septiembre de 2015 el Concello había concluido ya un informe de potencialidad arqueológica a petición de Defensa que advertía que la construcción de edificios en esos terrenos estará fuertemente condicionada por la existencia de restos históricos en el subsuelo. El documento establece una serie de limitaciones para la construcción de aparcamientos subterráneos y las normas para compatibilizar los posibles hallazgos arqueológicos con el levantamiento de edificios.

En la primera parcela apareció se un muro que puede ser parte del llamado camino cubierto del baluarte de San Vicente, mientras que en la segunda no se hallaron restos, aunque no se descarta que puedan aparecer durante las obras. En la tercera se encontraron partes del baluarte nuevo de San Vicente y de la cortina del baluarte de Pelamios cuya conservación exige el Concello.

Al no recibir ofertas en la primera subasta, el ministerio convocó una segunda pero ya sacó de la puja a la que es casi seguro que tiene vestigios históricos bajo el suelo. Pero también encargó unas prospecciones para comprobar la existencia de esos restos, que dieron un resultado positivo. Estos datos se proporcionaron en la subasta, que, pese a rebajar el precio de los terrenos en más del 20% tampoco halló compradores.

Eso llevó a que se abriese el procedimiento de venta directa, por 7,3 millones por la parcelas de 2.133 metros cuadrados, y de 4,5 millones por la de 1.353 metros cuadrados. Entre ambas podrían construirse unas 190 viviendas. Defensa mantuvo este proceso durante un año y finalmente recibió una oferta, de cuya procedencia no puede informar por razones de confidencialidad y cuya viabilidad aún está por concretarse.