El barrio de O Birloque fue en la madrugada del sábado el primer punto de la ciudad en el que uno de los autobuses de la Compañía de Tranvías efectuó la primera parada antiacoso, servicio que estrenaron ese día el Concello y la concesionaria del transporte urbano. Una mujer que solicitó al conductor del bus Búho apearse en un lugar próximo a su domicilio y en el que no existe una parada fue la única usuaria de este sistema en su primer día de funcionamiento.

El objetivo de esta iniciativa es prevenir agresiones sexuales a mujeres haciendo que el bus se detenga en cualquier punto del recorrido, a fin de evitar que una mujer pueda ser acosada en el trayecto hasta su domicilio, para lo que debe advertir previamente al conductor y sentarse en los asientos delanteros, de forma que ningún otro pasajero conozca previamente dónde se bajará.

El bus Búho, que circula solo los viernes y sábados por la noche, además de los festivos, es por el momento la única línea de la Compañía de Tranvías en la que se implantó este servicio, denominado de parada a demanda. Hasta ahora, en la comunidad gallega solo Vigo disponía de este sistema, que ya existe en otras ciudades españolas.

En la parada del Obelisco, en la que inicia su recorrido el bus Búho, había a las 00.30 horas del sábado una decena de personas, la mayoría de ellas mujeres, que subieron a este vehículo. "No sabíamos que había este servicio", explicó Rosa Montero (en la imagen, a la derecha), una de las viajeras que efectuó ese recorrido pero que no solicitó apearse en un lugar especial debido a que su domicilio está cerca de una parada. Afirmó que solo conoce casos de mujeres que hayan sido atacadas de noche al viajar en bus por comentarios, pero nunca de personas que hayan vivido personalmente esa situación.

Rosa Montero apoya la puesta en marcha de este servicio pero cree que el bus nocturno tendría que funcionar todos los días "porque en verano en la hostelería salimos de noche siempre". Según ella, en la parada del Obelisco coinciden todas las noches numerosas mujeres que trabajan en los establecimientos del centro y que en los días laborables se ven obligadas a volver a casa a pie o en taxis, ya que solo pueden utilizar el bus Búho los fines de semana.

Para Rosa Montero, este sistema no es una solución para todas las pasajeras, según comentaron en el bus esa noche al ser informadas de su puesta en marcha. "Hay gente que vive lejos de la parada, si vivo cuatro calles más allá ¿cómo va a hacer el bus?, se preguntaban sobre la efectividad del servicio para evitar los ataques.